Procedente de las Rías Baixas, encontramos el Albariño, uno de los vinos que se incluyen dentro de la Denominación de Origen de esta zona del litoral gallego. El caldo procede de la uva Albariña, una variedad pequeña y cara, por su alta densidad y sabor fuertemente concentrado, que se desenvuelve perfectamente en las condiciones climatológicas que produce el Atlántico.
El grosor de su piel resiste bien la alta humedad de las Rias Baixas. A la vez, las temperaturas suaves, el sol y las lluvias intensas favorecen el desarrollo adecuado de los viñedos. Los suelos llanos y ligeramente ácidos son perfectos para un crecimiento correcto de la uva.
Un vino de gran tradición
No existe una tesis que pueda asegurarnos con certeza el auténtico origen del Albariño. Generalmente se suele atribuir a los monjes de Cluny, aquéllos que fueron precursores del gótico en Europa. Con uvas procedentes de las márgenes del Rhin, se dice que fueron estos monjes los que trajeron a Pontevedra el cultivo de estos viñedos.Se calcula que aproximadamente en el siglo XII una expedición cluniacense se asentó en Salnés, en las inmediaciones del monasterio románico de Armenteira y prodigó las plantaciones de esta uva por todo el lugar, donde encontró características climáticas similares a las de las tierras húmedas y frías de donde provenía.
Otros fechan la aparición de la Albariña en tierras gallegas mucho antes, en el siglo XI, cuando el marido de Doña Urraca de Castilla, de origen francés, trajo a las Rías Baixas cepas de uva de Borgoña. La Albariña hoy se cultiva fundamentalmente en Galicia y, por proximidad, en la zona norte de Portugal.
Sabor y aroma
El Albariño es un vino blanco con cuerpo, afrutado, sabroso y seco; con alta concentración de alcohol y acidez. La albariña es una fruta muy pequeña, por eso da esas altas concentraciones de sabor en los vinos. Cada racimo no pesa más de 125 gramos, lo que explica que ofrezca menos caldo que otras uvas.Otro rasgo de esta variedad de uva es su gran cantidad de azúcar, de ahí que los vinos sean siempre secos. La acidez y el sabor dulce de la Albariña hacen que sus vinos destaquen por ser frescos, jóvenes y con personalidad. Este vino se sirve siempre frío y es ideal para acompañar marisco y pescado, fundamentalmente, así como arroces y aves, aunque admite todo tipo de platos.
La tierra de Cambados
Si el hogar del Albariño es Galicia, el municipio de Cambados es su cuna. Situado en la provincia de Pontevedra, esta localidad celebra el primer domingo de agosto las fiestas del Albariño, su hijo más predilecto. Para sus habitantes, sin duda, el Albariño es el mejor vino blanco sin crianza del mundo, por eso lo celebran cada año saboreando este vino intenso y alegre.Los orígenes de esta festividad se encuentran en los hogares de la zona, donde se realizaban comidas y cenas con catas de vino, pero de manera privada. Poco a poco, las catas saldrán a la calle. Es en 1952 cuando se celebra por primera vez y de una manera más pública la primera fiesta del Albariño, con su respectivo Concurso de Catas, para decidir cuáles serán los mejores caldos del año. Hoy las celebraciones tienen lugar en el Pazo de Bazán, próximo al Parador de Turismo del Albariño.
Con un bello entorno, rodeados de campos verdes y de piedra llena de musgo, sus gentes festejan desde hace décadas esta feliz tradición que hoy ya tiene un marcado carácter comercial debido al éxito que está adquiriendo el Albariño en las mesas de todo el mundo.