El albariño es una variedad de uva originaria de Galicia, España, que se emplea para la producción de vino blanco en esa región y, en menor medida, en las regiones españolas de Cantabria, Castilla y León y Cataluña. En el norte de Portugal se conoce como alvarinho o cainho branco y es abundante en Monção y Melgaço, en el noroeste del país.
El resultado son estos vasitos individuales de tarta de mousse de albariño, cubierto de una gelatina del mismo vino. Una delicatessen vaya!!
Puedo deciros que queda muy ligera la combinación, nada fuerte, y muy refrescante en boca.
También podéis prepararla como tarta tradicional, para ello y con las mismas cantidades , debéis utilizar un molde desmontable. Aunque tengo que reconocer que así en sus vasitos han quedado muy monos y son muy comodos a la hora de servir, pero para gustos los colores amigos.
Ingredientes
Base
200gr. galletas Digestive
100gr. de mantequilla
Mousse
500ml. de nata (crema de leche) para montar
200ml. de vino Albariño
100gr. de azúcar
6 hojas de gelatina
2 claras de huevo
Cobertura
300ml. de vino Albariño
100ml. de agua
80 g de azúcar
4 hojas de gelatina
Uvas
Elaboración
Base
Trituramos las galletas con un robot de cocina, la batidora o metiéndolas en una bolsa y ayudándonos de un rodillo de cocina. Reservamos.
Ponemos la mantequilla troceada en un bol y metemos en el microondas 1 minuto, removemos y si está fundida ya nos valdría, sino pondríamos en tramos de 15 segundos hasta que estuviera perfectamente fundida.
Mezclamos la mantequilla fundida con las galletas molidas hasta que tengamos una mezcla homogénea.
Extender la mezcla en el fondo de nuestros vasos y compactar ligeramente con una cuchara. Después se mete al congelador para que endurezca bien mientras preparamos el resto.
Si preferimos preparar la tarta de manera tradicional en vez de en vasos individuales, pondríamos la mezcla en la base de un molde desmontable y aplanaríamos igual.
Mousse
Pondremos en un bol con agua muy fría las hojas de gelatina para que se hidraten, un mínimo de 5 minutos.
Ponemos en un cazo al fuego el vino y llevamos a ebullición. En ese momento le agregamos el azúcar y removemos hasta que se disuelva. Dejamos hirviendo a fuego medio unos 5 minutos para que tengamos un almíbar ligerito y evapore el alcohol.
Pasado ese tiempo, apartamos del fuego. Escurrimos bien nuestras hojas de gelatina, que ya estarán bien hidratadas y se las agregamos al cazo del vino con azúcar. Removemos hasta que se disuelvan perfectamente.
Vertemos en un bol para que se temple y reservamos.
Ponemos la nata (crema de leche) en un bol y comenzamos a montarla. Es conveniente que tanto la nata (crema de leche) como el bol que utilicéis para montarla estén bien fríos, incluso meterlos un rato antes en el congelador, con esto conseguiremos que monte mucho mejor la nata (crema de leche).
Una vez montada reservamos en el frigorífico.
En otro bol batiremos las 2 claras a punto de nieve. Si le agregáis un pellizquito de sal quedaran más firmes. Reservamos.
Agregamos la mezcla del vino con la gelatina a la nata montada (crema de leche) e iremos mezclándolo con una lengua de silicona mediante movimientos envolventes de abajo hacia arriba.
Cuando lo tengamos todo bien integrado y sin grumos, le agregaremos las 2 claras a punto de nieve y las integraremos con movimientos envolventes de nuevo.
Una vez esté todo perfectamente mezclado iremos vertiendo la mezcla en nuestros vasitos hasta más o menos ¾ de capacidad.
Dejaremos reposar unas 4 horas en el frigorífico para que cuaje.
Cobertura
En un bol con agua muy fría sumergiremos las hojas de gelatina para que se hidraten, un mínimo de 5 minutos.
Pondremos en un cazo al fuego el agua, el vino y el azúcar y dejaremos hervir 5 minutos, para que evapore el alcohol.
Una vez pasados esos 5 minutos, apartamos del fuego el cazo, escurrimos bien las hojas de gelatina y se las agregaremos a nuestra mezcla caliente, removiendo hasta que se disuelvan.
Dejamos que enfríe la mezcla.
Mientras va enfriando decoraremos nuestros vasitos con uvas a nuestro gusto.
Una vez tengamos la mezcla a temperatura ambiente, con mucho cuidado, iremos vertiéndola en los vasitos.
Los meteremos en el frigorífico un mínimo de 4 horas aunque mejor dejarlos de un día para el otro, para que estén más asentados.