Uno de los atractivos (nutricionales) de la berenjena es su escaso aporte energético y calórico, pues el 92% de su contenido es agua; eso la hace especialmente apta para mezclarla con ingredientes algo más potentes sin por ello aumentar la carga de calorías. Su pulpa, delicada pero un tanto insípida, combina bien con casi todo, y sólo hay que tener cuidado con el aceite ya que es tan absorbente como una esponja. Conviene eliminar el deje amargo que la caracteriza, pero para ello sólo hay que salarla abundantemente después de trocearla y dejarla unos veinte o treinta minutos para que suelte el agua, lavarla después al chorro del grifo y ya la tenemos dispuesta para disfrutarla. Hoy vamos a darle un aire marinero con unas gambas ligeramente salteadas y untoque de distinción con el salmón ahumado. El ajo y el apio contribuyen con su fuerte sabor y su aroma a hacer de esta sencilla preparación un plato verdaderamente atractivo.
- Lavamos las berenjenas, las cortamos en dados, salamos abundantemente y las dejamos reposar una media hora para que vayan soltando el agua y pierdan el sabor amargo. Las lavamos después al chorro del grifo y las cocinamos al vapor durante tres o cuatro minutos en una olla donde hayamos puesto las hojas de laurel.
- Pelamos los ajos, los picamos finamente y los doramos a fuego suave en una sartén con una pizca de aceite. Cuando comiencen a coger color, pero sin dejar que se quemen, añadimos el apio cortado en juliana muy fina y las gambas peladas. Subimos el fuego, salteamos un par de minutos y agregamos los dados de berenjena. Salpimentamos al gusto, rehogamos brevemente y retiramos.
- Servimos acompañadas con una loncha de salmón ahumado.