En este blog ya hemos utilizado la masa filo en más de una ocasión, como puede verse aquí, y seguiremos usándola, porque resulta un ingrediente ideal para lograr acabados sorprendentes y atractivos. Su versatilidad la hace apta para recetas tanto dulces como saladas: desde la deliciosa pastela marroquí hasta los típicos cestillos rellenos de crema o de frutas, la masa filo da siempre un toque de color a la mesa. En esta ocasión les sugiero una especie de redundante receta: masa filo rellena de champiñones rellenos, una idea que resulta muy sugestiva para unos aperitivos o para incluir formando parte de unos entrantes y que seguro encantará a todos. El único cuidado que se requiere es que el relleno sea lo más seco posible para evitar que la masa se reblandezca. Usaremos champiñones grades y bien frescos, de carne dura que aún no muestre las laminillas, lo que indica que aún no ha llegado a su maduración con lo que su sabor será más delicado. Para el relleno usaremos un picadillo de jamón y algunas verduras finamente picadas, ligeramente salteadas para que queden crujientes, y desde luego bien escurridas.
Ingredientes para cuatro personas
Ocho champiñones grandes y bien frescos
80 gr de picadillo de jamón serrano
Cuatro dientes de ajo
Una rama de apio
Dos cebolletas
Seis láminas de masa filo
Un huevo
50 gr de mantequilla
Sal
Pimienta
Aceite de oliva
Limpiamos bien los champiñones y los vaciamos con cuidado de no romperlos, reservando la carne que saquemos y el tallo. Salpimentamos el interior al gusto y reservamos.
Lavamos las verduras, pelamos los ajos y picamos todo en juliana muy, muy fina.
En una sartén con apenas un hilo de aceite salteamos las verduras sin permitir que se ablanden mucho.
Añadimos el jamón y los restos de los champiñones que habíamos extraído al vaciarlos, picados también muy fino. (No he puesto más sal porque el jamón ya lleva, pero eso va en gustos: déjese llevar por el suyo.) Damos un ligero hervor y retiramos, dejando en un colador para que escurra el exceso de aceite y el jugo que puedan haber soltado las verduras.
Rellenamos los champiñones con esta mezcla y reservamos.
Cortamos las hojas de masa filo en dos partes y cada una de estas en otras dos. Pintamos cada uno de estos cuadrado con la mantequilla previamente derretida al baño maría y los ponemos unos sobre otros contrapeándolos para que nos queden las esquinas separadas: tres láminas de masa por champiñón.
Envolvemos ahora cada champiñón formando una especie de saquito que cerraremos de forma irregular, pegando las hojas de masa filo entré sí. (Se pegan bien, al estar untadas con la mantequilla.)
Finalmente pintamos estos saquitos con huevo batido, los colocamos en una bandeja y los llevamos al horno, que tendremos previamente calentado a unos 180º, y los dejamos hasta que la masa esté dorada, cuidando que no se queme.