Charlemos sobre la temperatura del vino. ¿Por qué es tan crucial?
Sin entrar en profundidad sobre el consumo de vino, podemos pensar en casos de platos y líquidos de la vida diaria para comprender la crucial de el calor o el frío. ¿Es igual una pizza fría que una caliente? ¿Saben igual un café frío que uno caliente?
Probablemente que no.
Pues algo parecido sucede con los vinos. En función del estilo, la vinificación y el varietal, lograremos una experiencia positiva o peor según de la temperatura a la que sorbemos el vino que elegimos.
Veamos cuál es la temperatura modelo de acuerdo cada tipo de bebida.
Vinos tintos de reserva o gran reserva
Si tomamos vinos tintos añejados, lo que sugiere los que saben de vinos es consumimos a una temperatura no más de 17 grados.
Si nos apoyamos en esa recomendación, lo que tendremos es destacar los taninos, esto es, la impresión que el brebaje deja en el gusto. En el caso de los vinos tintos, esta sensación suele ser áspera o secante.
Una de las contras de esta temperatura es que sus efectos en la nariz se verán algo retraídos por el frío.
Vinos tintos jóvenes
De todos modos, hay que tener en cuenta que estos transformaciones que ocasiona el frío sobre los vinos tintos se activarán según también de la complejidad de la uva .
Si es un vino joven, éste se verá alentado por las bajas temperaturas, distinta situación a la de los vinos de reserva o gran reserva. Por eso aceptamos consumir los vinos jóvenes a menor temperatura.
Este tipo de bebida por lo general tienen un perfil más frutal o floral. En razón de su corto tiempo de estacionamiento, no cuenta con rasgos de madera, como puede ser la vainilla, el café o el chocolate. Estos perfiles si los encontramos en vinos añejados.
Vinos blancos de cuerpo medio
Se conocen como vinos blancos de cuerpo medio a todos aquellos vinos que realizaron algún paso por madera o que tienen alguna maceración pre-fermentativa.
En función a sus descriptores de aroma vamos a hallar fragancias primarios y también secundarios.
En gusto, la acidez será más equilibrada y será de más volumen, su estructura es más compleja comparado con vinos blancos jóvenes.
Cuanto menos graduación alcohólica, podemos consumir el vino más frío. Pero ¡ojo! El frío de más opaca los aromas e interfiere en la degustación.