Los principales ingredientes
En la Dieta Mediterránea predominan algunos tipos de alimentos como los vegetales, el pan, la pasta, las verduras, las ensaladas, las legumbres o las frutas y frutos secos. Pero, sin duda, la característica fundamental de esta dieta es el empleo del aceite de oliva como principal fuente de grasa.La cultura del olivo en la Dieta Mediterránea, va unida a la historia de sus civilizaciones, ya que éste comenzó hace más de 6.000 años en la región situada más al este del Mediterráneo. Además, hay que añadir el consumo de pescado, de aves de corral, de productos lácteos y de huevos, sin olvidarse de las pequeñas cantidades de carne roja que también son habituales.
En lo que a la bebida se refiere, se caracteriza por incluir moderadas cantidades de vino en las comidas. De este modo, se puede afirmar que esta forma de alimentación se caracteriza por la variedad en los ingredientes, por la proporcionalidad de los componentes fundamentales (fibra, vitaminas, antioxidantes y ácido grasos insaturados) y por la frugalidad.
Este tipo de alimentación supone comer sano, algo que se encuentra al alcance de cualquiera que conozca los ingredientes esenciales, la riqueza y variedad de sus productos y el buen sabor de sus platos que combinan los mejores productos de la tierra y del mar.
Regiones en las que se desarrolla
Las aguas del mar Mediterráneo se hacen presentes en los continentes de Europa, Asia y África, y en sus orillas nacieron algunas de las civilizaciones más antiguas. Entre los países que se denominan mediterráneos se encuentran España, Portugal, Francia, Italia, Grecia, Yugoslavia, Albania, Turquía, Malta, Israel, Siria, Líbano, Egipto, Túnez, Argelia o Marruecos.Estos estados, con culturas y religiones muy diferentes, han ido modificando la alimentación conforme a sus tradiciones pero, no obstante, se pueden encontrar una serie de pautas generales seguidas por todos. Así, todos ellos utilizan el trigo para producir el pan , emplean el aceite de oliva, etc. De este modo, la Dieta Mediterránea no es más que el fruto de la adaptación del hombre al entorno que le rodea, que ha dado lugar a una forma común de alimentarse en todos los países regados por el Mediterráneo.
Beneficio para la salud
Aunque las nuevas costumbres y la adaptación de los modelos de vida anglosajones han llevado a un mayor consumo de carne y grasas saturadas de origen animal, en la actualidad se intentan reincorporar las costumbres de esta dieta por el descubrimiento de sus numerosos efectos beneficiosos para la salud.
Numerosos estudios científicos han demostrado que esta alimentación permite una especial protección frente a determinadas enfermedades cardio-vasculares, especialmente en las relacionadas con la arteriosclerosis, y frente a algunas enfermedades malignas como el carcinoma de colon. Asimismo, se ha comprobado que existe un bajo índice de enfermedades coronarias en los países del Mediterráneos, lo cual tiene mucho que ver con el escaso consumo de grasas saturadas.
De igual modo, se observa en estas zonas un promedio más bajo de colesterol sanguíneo o plasmático y, además, esta dieta impide su oxidación y, con ello, el proceso de formación de lesiones en las arterias que, posteriormente, pueden provocar un infarto. Y es que de sobra es conocido que este tipo de alimentación contiene numerosas sustancias antioxidantes (vitaminas A,E,C, etc.) capaces de evitar la oxidación del colesterol.