También conocido como alcuzcuz o alcuzcusu, el cuscús se trata de un guiso que comprende una extensa gama de variedades. Cada una de ellas se diferencia en los ingredientes que se utilizan para acompañar al considerado protagonista: la sémola de trigo. Ésta, a los que muchos llaman erróneamente cuscús por la receta donde se emplea, se obtiene de moler trigo duro y presenta un aspecto granulado. La sémola trabajada con agua da lugar a la masa con la que se hacen los distintos tipos de pasta que conocemos y consumimos.
El cuscús procede del Magreb, zona del mar Mediterráneo que abarca Marruecos, Argelia y Tunez. Su difusión se produjo a un ritmo vertiginoso tras la colonización del territorio por los franceses, mientras que en algunas áreas de Andalucía ya estaba afianzado desde el siglo XIII. Además, para los judíos, simboliza alegría y abundancia, por eso se considera un 'plato de fiesta'.
Preparando cuscús
La forma de elaborarlo y de presentarlo, varía según el cocinero y los gustos de cada uno. Lo primero que hay que hacer es cocinar la sémola de trigo. Para ello, lo mejor sería emplear una cuscusera (olla de barro dividida en dos partes para el agua y la sémola) para cocinarla al vapor, pero una forma rápida es cocerla como la pasta o, incluso, tenerla un par de horas en agua caliente con un chorreón de aceite o de limón. Actualmente, los paquetes de sémola de trigo son fáciles de encontrar en prácticamente todos los supermercados y grandes superficies .
Por otro lado, se preparan los ingredientes con los que vayamos a compañarla, que generalmente son legumbres, preferentemente los garbanzos; carne de cordero o de pollo guisadas (hay quien lo elabora con pescado) y hortalizas como la zanahoria. Lo mejor es hacer una especie de cocido con todos estos. A la hora de presentar el cuscús, se recomienda poner cada ingrediente en platos separados. Echamos la sémola en el plato donde vayamos a comer, en un montoncito. Luego, hacemos un agujero en el centro donde echaremos la carne elegida, la legumbre y las hortalizas, y finalmente regaremos con el caldo sobrante del guiso.
Una extensa variedad
Dependiendo del lugar de origen, a la sémola de trigo se le añaden diferentes ingredientes. Así, podemos degustar distintos tipos de cuscús:
Argelino: con hortalizas, garbanzos y carne. Es una especie de cocido español. Además, como los argelinos son muy aficionados al picante, le añaden harisa, una salsa roja muy fuerte. Mesfuf: es el plato típico del mes del Ramadán. Lo toman al amanecer y consiste en cuscús con pasas y habas acompañado de leche, en suero o cuajada.
Tunecino: lo más habitual es elaborarlo con cordero, conejo o ternera, aunque también existe el cuscús de frutos secos con leche y azúcar o el de pescado. La característica general es que todos estos guisos presenta un color rojo, debido a que colorean la sémola con pimentón o tomate.
Marroquí: en este país, el cuscús es el plato más conocido. De ahí que podamos encontrarlo de muy diversas maneras: carne, pescado, verduras, marisco, dulce, etc. Se sirve con dos caldos, uno con la sémola y el otro con guindilla para darle sabor.
La 'cultura del cuscús' se ha extendido mucho más allá de su zona de nacimiento, siendo el plato de la zona del Magreb más conocido en el mundo. Además, esa difusión internacional es la que ha dado lugar a que las versiones de este suculento plato sean numerosas, adaptándose, incluso, a los ingredientes de la zona donde se cocina.
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