Cuando se aproximan las fiestas navideñas, son muchos los que comienzan a pensar en el menú más adecuado para estos días. Y la mayoría optan por lo tradicional: pavo relleno para invitar y sorprender a toda la familia el día de Nochebuena. Una buena y segura elección que agradecerán tanto los comensales de exquisito paladar, como aquellos preocupados por enfrentar con ánimo su próxima cita con la báscula.
Aunque hasta hace no mucho tiempo su consumo se había restringido a ocasiones o celebraciones especiales, como el día de Navidad, actualmente se puede adquirir en muy diversas formas que facilitan su consumo diario: ahumado, cocido, picado, troceado, como embutido, en paté, etc. Gracias a su versatilidad y a las recomendaciones de los expertos en nutrición, que aconsejan incluir el pavo entre los alimentos que deben formar parte de una dieta equilibrada, se ha convertido en un producto muy apreciado y demandado por los consumidores.
La cuna de los pavos
El pavo es originario de América, concretamente de México. Los aztecas lo llamaban 'guajalote', y fueron ellos los primeros en domesticarlo. Existen muchas teorías acerca del momento exacto en el que llegó a Europa, pero probablemente fue a través de los primeros expedicionarios españoles. Lo seguro es que ya en 1570 los habitantes del Viejo Continente podían disfrutar de esta nueva vianda, año en que el rey Carlos IX de Francia la incluyó entre los exquisitos manjares de su banquete de boda.Los pioneros en la cría del pavo a este lado del Atlántico fueron los jesuitas. Los ingleses le pusieron el nombre de Turkey porque lo descubrieron en Turquía, convirtiéndose para ellos en un producto esencial de la Navidad.
Para los norteamericanos, la celebración del Día de Acción de Gracias sería inconcebible sin el tradicional pavo relleno. Incluso se debatió si debía sustituir al águila calva en la bandera estadounidense como símbolo nacional; no en vano, los aventureros que viajaban en el Mayflower comieron pavo tras el desembarco en la tierra prometida.
¿Que tendrá el pavo?
Menos carnes rojas y más blancas. Esto es lo que oiréis decir a todos los dietistas al hablar sobre la dieta equilibrada. El pavo pertenece a ese selecto grupo de animales con carne blanca tan recomendada por los expertos, al que también pertenecen otros como el pollo, el conejo o el pato.La popularidad de estos alimentos se debe a su bajo contenido en grasa y colesterol, y a su alto nivel de proteínas, tan necesarias para cubrir las necesidades energéticas del organismo. Las propiedades nutritivas del pavo son semejantes a las del pollo. La pechuga, parte más magra, contiene 110 kilocalorías por cada 100 gramos; otras, como el muslo, 200 kilocalorías por esa misma cantidad de carne. Su ingesta también aporta vitamina B -que sirve para convertir los alimentos en energía-, hierro y fósforo; además de otras sustancias minerales como selenio, magnesio, potasio y zinc.
Si te preocupas por las grasas, no olvides que la mayor parte de éstas se concentran en la piel del pavo, al igual que ocurre con el resto de las aves.
Algunas precauciones
La carne del pavo cruda puede tener compuestos tóxicos. Si lo compras fresco, es muy importante que no pase más de dos días en la nevera antes del momento de su consumo. Además, debes seguir estas indicaciones:- Mantén el pavo en su envoltura original.
- En caso de comprarlo congelado, descongélalo en la nevera, con agua fría o en el microondas, nunca a temperatura ambiente.
- Después de manipularlo, lávate bien las manos, así como los utensilios de cocina que hayas utilizado.
- No dejes el pavo a medias, cocínalo hasta que esté bien hecho.
- Si vas a guardar las sobras, debes meterlas inmediatamente en la nevera.
A la hora de comprar, puedes aprovechar la posibilidad de adquirir las partes del pavo que más te gusten por separado, que suelen salir más baratas que la pieza entera. Pero si prefieres disfrutar del placer de cocinarlo y trocearlo tú mismo, asegúrate de que su carne es firme y no tiene manchas rojizas. Puedes utilizar las partes no comestibles (cuello, alas y huesos) para elaborar sopas; y con las sobras, puedes hacer guisos, ensaladas o sándwiches.
Y en Navidad... pavo relleno
Para los chefs principiantes y desconocedores de los secretos del pavo relleno, aquí van algunos consejos básicos.- Es conveniente cocinar los productos que vayan a formar parte del relleno por separado, para asegurar su cocción y no alterar la consistencia de la carne. Los más empleados son el jamón, queso, frutos secos, trufas o ciruelas; pero también se puede acudir a verduras, otras carnes o incluso marisco.
- Hay que acomodar el pavo boca arriba, dentro de una cacerola grande. La temperatura del horno tiene que ser la adecuada para que se cocine bien sin que se retueste por fuera. Haciéndolo a unos 170º C el resultado será óptimo. Puedes utilizar un termómetro especial de carne para asegurarte de que está bien hecho. El mejor lugar para introducirlo es en la parte baja del muslo, sin que llegue a tocar el hueso.
- Cuando quede poco tiempo para sacarlo del horno, aproximadamente un tercio del total de cocción, cubre la pechuga y la parte superior de los muslos con papel de plata, así evitarás que se cuezan en exceso.