Los frutos secos son alimentos que proporcionan gran energía al organismo. Por esta razón, forman parte de la dieta habitual desde la prehistoria, cuando se ingerían enteros o en papillas. Uno de ellos es la avellana, fruto del avellano o Corylus Avellana, que está recubierto por una cáscara dura. Éste contiene una semilla comestible, cubierta por una piel de color marrón y con un gusto ligeramente amargo.
Sagrada entre los antiguos pueblos germánicos, es originaria de Asia, desde donde se extendió por Europa, y convirtió al Mediterráneo en una de las principales zonas de producción mundial.
Composición nutricional
Su característica principal es su alta proporción en ácidos grasos monoinsaturados. Éstos previenen enfermedades cardiovasculares y ayudan a reducir los niveles de colesterol. Su aporte calórico es muy elevado: 650 kcal por cada 100 gr de producto.
Asimismo, proporciona vitaminas, entre las que destacan la E, que tiene funciones en la reproducción, además de ser antioxidante; A, para la vista y la piel; y B9 o ácido fólico, imprescindible en la formación celular y en el desarrollo del feto; por ello es recomendable para embarazadas. Además, es adecuada en dietas hiposódicas.
Contiene diversos minerales, como calcio y fósforo, muy adecuados para niños y adolescentes, porque ayudan al crecimiento, y para ancianos, al reducir el riesgo de padecer osteoporosis. También tiene hierro, magnesio y yodo. Además, aporta fibra, con una importancia fundamental en el tránsito intestinal, y en la reducción de la absorción de azúcares, por lo que tomarla no es un obstáculo para los diabéticos.
En la cocina
Encontramos diversas formas de presentación:Con cáscara: la avellana recolectada y completamente natural, sin someter a ningún tratamiento.
Entera: se adquiere entera, pero una vez eliminada la dura cáscara que la recubre.
Tostada: con cáscara o sin ella, ha pasado previamente por el proceso de tostado.
Uno de los destinos es la elaboración de una bebida que se obtiene triturando los frutos secos y mezclándolos con agua. Al igual que las bebidas de soja, es una alternativa muy saludable para aquellos que padecen intolerancia a la lactosa. También se extrae aceite rico en nutrientes.
Muy utilizada como aperitivo, sola o acompañada de almendras o cacahuetes, también es ingrediente habitual de salsas para carnes. Como los piñones, resulta muy apropiada para combinarla con la caza. No olvidaremos su uso extendido en la repostería: dulces tradicionales, tartas o flanes resultan deliciosos y muy nutritivos. Asimismo, acompaña al chocolate en bombones, tabletas y turrones.
Con Denominación de Origen
En las comarcas tarraconenses de El Baix Camp, El Tarraconés, El Priorat, La Conca de Barberá y la Terra Alta, con centro neurálgico en Reus, se produce un fruto de excelente calidad; tanto es así, que logró la Denominación de Origen en 1997. La variedad que más se cultiva es la 'Negreta', aunque también se dan 'Gironella', 'Morella', 'Culpiana' y 'Pautet'.
Esta zona recoge a sus espaldas una larga tradición en la producción de avellanas; existen datos que aseguran que ya en 1271 se comerciaba con ellas. Suelos profundos y calizos y un clima templado, acompañado de fuertes vientos, son las condiciones en las que se desarrolla la mayor parte de la producción avellanera de la Península.
Aunque están disponibles todo el año, su mejor época es el otoño. La recolección, que comienza a principios de septiembre y se extiende hasta finales de octubre, se realiza con un cuidado extremo para garantizar una calidad óptima. A continuación se llevan a cabo las tareas de limpieza, descascarillado y tostado. Finalmente se envasarán y etiquetarán para su venta según su calidad y tamaño. Las mejores avellanas ya están listas para consumir.
Recetas con avellana:
Flan d' avlanaAleta rellena con frutos secos
Turrón de chocolate
Manzanas al horno con avellanas