Buenas amig@s!!
Hoy vamos con una receta de las que a mí me gusta porque no se trata de una receta en sí, si no de “crear” un ingrediente a partir de otro. En este caso vamos a hacer Mantequilla y dirás ¿por qué? Pues te tengo que contestar que como buen ex estudiante de ciencia, la química es algo que siempre me ha gustado mucho y ver como una simple reacción provoca la creación de otro producto es algo que me fascina.
Por otro lado, la satisfacción de hacer algo por uno mismo siempre es buena, además que con esta receta puedes estar seguro de que comerás mantequilla 100% natural, hecha por ti y sin ningún conservante añadido, sales ni demás.
Antes de comenzar con la receta vamos a aprender algo de historia.
El primer pueblo documentado en su elaboración fueron los mongoles. ¿Sabéis cómo la hacían? Batían nata dentro de pieles de animales hasta obtener la mantequilla. Los celtas y los vikingos fueron los encargados de extender la mantequilla en los territorios marcados por su colonización. Sin embargo, los Griegos y romanos excluyeron este producto de su dieta por ser considerado un producto bárbaro, las consecuencias de ese enfrentamiento siguen siendo palpables a día de hoy.
Ahora sí, comenzamos con la receta!!
Ingredientes:
Nata o crema de leche: 600 ml (con esa cantidad da para unos 180-200ggr de mantequilla).
Elaboración:
Añadiremos la nata fría en un bol. La nata o crema de leche tiene que estar fría para que monte mejor y debe de tener un porcentaje en grasa alrededor del 34% o superior.
Cuando añadamos la nata nos ayudaremos de unas varillas eléctricas para montar. Iremos montando poco a poco, durante los dos primeros minutos aproximadamente la nata estará a punto de nieve, seguiremos moviendo un par de minutos más y ya la tendremos practicamente montada al 100%.
A partir de este punto seguiremos batiendo para hacer que las partículas se rompan y se separe la grasa (mantequilla) de la leche.
Eso ocurrirá mientras sigamos batiendo con la nata ya montada, notaremos como el volumen va bajando y va soltando leche de forma que se haya cortado y se pueda separar la leche de la mantequilla.
Una vez se ha cortado y vemos que no echa más leche, podremos decir que toca seguir con el siguiente paso.
Cogeremos un filtro de algodón (en mi caso compré una gasa de bebé ya que también vale y lo tenía más a mano, añadimos todo el contenido y apretamos bien para soltar todo el líquido, por supuesto todo esto con las manos bien limpias ya que nos va a tocar manusear el filtro.
Para asegurarnos de que no queda nada, cogeremos un recipiente con agua fría, mojaremos la bola que se ha creado dentro de la gasa sobre el agua y volveremos a escurrir todo muy bien.
Con esto ya tenemos nuestra mantequilla hecha, solo hay que añadirle sal si te apetece o cualquier tipo de especia.
Lo pondremos en un recipiente y con papel film apretaremos sobre él para hacer que quede la menor cantidad de aire posible para que así aguante más.
Tengo que decir que la mantequilla la he hecho hace ya 2 semanas y se encuentra todavía en perfecto estado.