Hace un tiempo que empezamos a hablar de las compras en esta sección de minimalismo aplicado, pero no había escrito sobre un tipo de compra muy importante (si no la que más importancia tiene), y es la compra que hacemos para casa, es decir: la compra de comida, de productos de higiene personal o para el hogar, etc. Aunque básicamente voy a referirme aquí al tema de los alimentos que consumimos, también se aplica a otras cosas como los productos de limpieza o las cosas que solemos comprar en pequeñas tiendas de barrio.
Y es que por muy minimalista que seas, es inevitable que tengas que ir al super, porque por suerte o por desgracia la mayoría de nosotros vivimos en ciudades y no tenemos una granja que nos autoabastezca. Pero hay maneras de hacer de ese acto de compra algo más sostenible y minimalista, sin duda ;)
Primero, antes de nada, tengo que recordar lo de siempre: el minimalismo requiere esfuerzo. No puedes pretender sentarte en el sofá y que tu compra sea más sostenible sin hacer nada. No puedes ir a hacer la compra al salir del trabajo, con el piloto automático, muerta de hambre, y pretender que tu cesta sea saludable sin más. Porque eso no sucede. Cambiar nuestros hábitos requiere tiempo y poner de nuestra parte. Dicho esto, es verdad que si vamos haciendo pequeños cambios podemos notar una gran diferencia, ¡no todo está perdido!
¿Qué entiendo por una cesta de la compra minimalista y/o sostenible?
– Es un carrito de la compra en el que llevamos todo lo que necesitamos, que nos evita tener que volver a mitad de semana a comprar algún ingrediente suelto (y haciendo que siempre piquemos con algo más que seguro no nos hace falta).
– Contiene mucha materia prima para cocinar platos ricos y buenos para ti, y pocos productos procesados.
– Todos los productos que incluimos vienen de una lista de cosas que usamos y necesitamos normalmente.
– Hay productos ecológicos y de proximidad.
– Hay productos a granel y en envases que llevamos de casa.
– Los productos frescos como la fruta y la verdura son de temporada (¡es muy importante educarse sobre este tema!).
Podríamos decir que es una cesta de la compra planificada, y creo que ahí reside el secreto del éxito a la hora de comprar y no estar gastando más dinero del que deberíamos, y sobretodo es donde se esconde el secreto para comer mejor :P
Yo le doy mucha importancia a comer bien. No quiere decir que nunca jamás coma cosas que no debo, (soy humana y claramente quiero probar diferentes cosas, pero de manera muy ocasional). Pero sí he ido haciendo una serie de cambios que repercuten directamente en mi salud y en mi forma de hacer la compra. Por ejemplo, dejé de tomar azúcar hace un par de años, tampoco suelo cocinar con sal, he reducido mucho el consumo de procesados (que a veces son taaaan convenientes), leo bien las etiquetas de los productos y me he pasado a los productos eco para muchas cosas. Además, consumo siempre de temporada y compro en el mercado. Y cocino, cocino un montón. Hay cantidad de alimentos que solemos comprar preparados y en realidad son muy fáciles de hacer en casa, donde podemos controlar los ingredientes y la preparación.
Llegados a este punto sé que más de una me va a decir “Es que no tengo tiempo para todo eso” o “No tengo ganas de complicarme con la compra, es algo que quiero hacer cuanto antes y ya está”. Lo entiendo, de verdad. Hacer la compra no es mi mayor pasión, ni mi mayor hobbie, seguro que el de nadie. Pero cuando entiendes que esa actitud influye directamente en tu salud (y por tanto en tu vida), que eres lo que comes y que conforme están las cosas hoy en día más te vale preocuparte de eso, el chip te cambia. Siempre lo comparo con un coche: ¿pondrías en tu coche la peor gasolina o de procedencia dudosa? ¿No crees que eso afectaría a su funcionamiento? Seguro que ahora crees que merece la pena molestarse un poco más por hacer la compra bien, ¿a que sí?
Cómo lo hacemos en casa
Las cosas que voy a enumerar a continuación son el fruto de un proceso largo, de un par de años o más. Quiero decir con ello que no debes pretender hacer todo eso de la noche a la mañana y por supuesto, debes buscar también tu manera, porque la mía solo es eso, mía. Ni la mejor, ni la más adecuada para todo el mundo, solo la que nos funciona en casa a nosotros.
– Hacemos una compra grande cada mes y medio aproximadamente. En esta compra entran todos los alimentos básicos como bebidas e ingredientes secos que no se estropean y que usamos para cocinar, etc. Lo compramos en el mismo super porque tenemos tarjeta de clientes y nos hacen ofertas personalizadas y además nos lo traen a casa, y podemos pedirlo online (nos ahorramos tiempo y además no hay que traer peso). Esta compra suele contener casi siempre lo mismo y todo lo que incluimos viene de una lista que hemos ido elaborando y puliendo para saber qué necesitamos. Así no tenemos que ir al súper constantemente y no compramos tonterías.
– Los sábados por la mañana madrugamos y hacemos la compra de productos frescos como verduras, frutas, carne y pescado en el mercado. No es la opción más económica, pero sí la más saludable. Además, nos aseguramos de que todo lo que compramos es de proximidad o de nuestro país (os sorprendería la cantidad de verdura y fruta que viene de fuera cuando aquí tenemos una excelente, preguntad y veréis).
– Aprovechamos toda la comida. Si algo no se va a consumir, se congela o se cocina para ser aprovechado, no se tira nada.
– Sustituimos todo lo que podemos por productos ecológicos (hay productos que consumimos eco exclusivamente, por ejemplo los huevos, el aceite, etc.). Suelo ir a un supermercado ecológico donde compro bastantes cosas.
– Igualmente, todo lo que podemos comprar a granel lo compramos, y si encima la tienda te deja llevar tus propios envases, mejor. Aunque en mi ciudad lo de llevar tu envase aún no está muy extendido y muchos sitios no lo permiten.
– No compramos pescado de piscifactoría. En cuanto a carne, escogemos la opción eco, ibérica o de corral, dependiendo del animal. Además, tenemos un carnicero de confianza, que elabora muchos productos el mismo con ingredientes controlados (¡hace hasta croquetas y san jacobos!).
Parecen muchas cosas a tener en cuenta, pero prometo que es mejor que ir al supermercado de la esquina y comprar todo lo que tienen en las estanterías sin pensar. No es necesario mucho tiempo para ver el cambio (y notarlo en tu cuerpo). Además, aunque muchas de las cosas que compramos tienen un precio más elevado que la opción “fácil”, se ahorra bastante, ya que necesitas comprar menos cantidad porque es de más calidad, y aprendes a cocinarlo tú, cosa que también es muchísimo más barato.
¡Se me olvidaba! El post está orientado principalmente a alimentos, pero hacemos igual con los productos de higiene personal y de hogar. Hemos cambiado todo lo que podemos por opciones más sostenibles (jabón sólido, cosméticos naturales, con poco empaquetado, etc.) y en cuanto a limpieza también hemos sustituido muchos productos por otros hechos en casa (no usamos fregasuelos comercial, ni limpiacristales, por nombrar algunos).
Espero que este post os haya dado algunas ideas, otro día os hablaré de cómo nos organizamos para el tema de las comidas, que está muy relacionado con el tema de la compra. Aquí somos dos personas, una de ellas come fuera de casa todos los días (con tupper) y siempre comemos platos tradicionales cocinados en casa, ¡y prometo que no nos volvemos locos para llegar a todo!