Son múltiples los tipos de pescados que podemos encontrar a nuestra disposición para degustar en deliciosas recetas. El consumo de este alimento, por lo general, supone numerosas ventajas para nuestro organismo, pues está lleno de múltiples nutrientes. Por ello, en las pirámides alimenticias y ruedas de alimentos que existen, aconsejan consumirlos una o dos veces por semana. El pescado blanco y el pesado azul son muy buenas opciones a la hora de escoger nuestros platillos saludables.
Algo que se suele escuchar mucho en relación con el pescado es la clasificación de éste en variedades blancas y azules. Lo que hace que unos pescados entren dentro de una variable u otra no es que sean de un determinado color , sino que, como nos explica la diestista-nutrionista Marta González Caballero, "el pescado se clasifica según su contenido en grasa".
El pescado blanco
Dentro de esta denominación englobamos especies como "la merluza, el rape, el besugo, la dorada, el lenguado, la trucha o el bacalao", enumera la experta. El nivel máximo de grasa que poseen es del 5%, un porcentaje bastante alejado de su opuesto, el pescado azul.
Algo común que hay a todos los pescados, sean del tipo que sean, es que "contienen proteínas de un valor biológico similar a la de las carnes", aclara González Caballero. Además, "son una importante fuente de yodo, fósforo, hierro, cinc y vitaminas del grupo B", añade.
El pescado azul
Las especies que podemos considerar 'azules' son aquellas cuyo contenido en grasa está por encima del 10%, por lo que también se denominan pescados grasos. Son de este tipo "el bonito, el salmón, el atún, la anguila o la caballa", nos indica la experta. Entre éstos y los blancos, se encuentran los denominados pescados semigrasos, con un contenido graso entre el 5% y el 10%. Los más conocidos son el salmonete, el boquerón y la sardina, entre otros.
El pescado azul, además de poseer todos los nutrientes mencionados anteriormente, "destaca por su elevado contenido en grasas poliinsaturadas omega 3", explica la especialista. Consumir estas grasas en determinadas cantidades y dentro de una dieta completa y equilibrada, ayuda a prevenir, entre otras, algunas enfermedades cardiovasculares "puesto que mejoran los niveles de colesterol y de triglicéridos en sangre y las cifras de presión arterial", apunta.
Consumir pescado del tipo que sea es igual de beneficioso, aunque si tenemos problemas específicos, unas especies serán más aconsejables que otras. La experta incide en recordarnos que "la frecuencia recomendada de consumo de pescados y mariscos es de tres a cuatro raciones a la semana". Si de ellas, dos o tres son de pescado azul, estarás cuidando aún más tu organismo y, por tanto, tu salud.
Recetas con pescado blanco:
Recetas con pescado azul: