Los platos preparados y la comida rápida, que han ido reemplazando a los artículos y formas de cocina de toda la vida, están de nuevo dejando paso a los alimentos más saludables. Además, esta idea conlleva la proliferación de los llamados productos ecológicos, la forma más natural de explotación agrícola, que excluye los tratamientos de los vegetales con sustancias químicas, como pesticidas, y ganadera, ya que no introduce cambios genéticos y los animales se desarrollan mediante piensos naturales.
Juan Cimadevilla, responsable de Ecocaja, empresa especializada en los artículos procedentes de la producción ecológica, explica que "favorece el empleo de recursos renovables y el reciclado, en la medida en que restituye al suelo los nutrientes presentes en los productos residuales". Además, "aplicada a la cría de animales, regula la producción de carne y aves de corral, prestando particular atención a su bienestar y a la utilización de piensos naturales".
Asimismo "respeta los propios mecanismos de la naturaleza para el control de las plagas y enfermedades, y evita la utilización de plaguicidas, herbicidas, abonos químicos, hormonas de crecimiento y antibióticos, así como la manipulación genética". Los productores recurren a técnicas que contribuyen a mantener los ecosistemas y a reducir la contaminación.
La importancia de los controles
La preocupación por la seguridad alimentaria es la base del interés de los consumidores por conocer de forma exacta las propiedades de los artículos que adquieren y que formarán parte de su menú. Por ello, desde 1989, en España, y desde 1991, en la Unión Europea, se han ido creando sucesivas normativas para su control, que abarcan todo el proceso, desde el cultivo o la cría de ganado, hasta el etiquetado. El control lo realizan organismos dependientes de los gobiernos autonómicos.
Según Juan Cimadevilla son "alimentos que llevan un certificado autorizado por la regulación EU2092/91, con su correspondiente número de serie". Por ello, "todo producto sin certificado puede ser llamado natural o sano pero no ecológico, biológico u orgánico".
Para hacer una buena compra, hemos de saber que la garantía de que han pasado los controles de calidad pertinentes la encontramos en las etiquetas que han de llevar junto con su marca específica. En ellas figura un número y el logotipo de 'agricultura ecológica', así como el organismo de control por el que ha pasado.
El consumo aumenta
España es un excelente lugar para los productos ecológicos: su clima favorece el cultivo de vegetales, y las razas autóctonas son la base de la ganadería. Otros elementos, como la miel, gozan de los métodos más tradicionales. El aumento de agricultores y ganaderos que se dedican a este mercado ha sido notable en los últimos años, así como el número de consumidores. El responsable de Ecocaja asegura que "cualquiera que se preocupe por su salud es un potencial consumidor".
Además, señala que "parece que la tendencia en Europa es al consumo de estos productos" y recuerda los casos de Alemania, Reino Unido y Dinamarca. En este último "hasta el 50% de sus habitantes los consumen de forma habitual".
El precio de los alimentos orgánicos es más elevado que los que no lo son, aunque en numerosos artículos la diferencia ya no es tan destacada. Una de las causas es que para su obtención se necesita mayor cantidad de mano de obra, la oferta es más limitada y su manipulación conlleva más gastos. La contraprestación: las múltiples ventajas que su consumo conlleva.
Para cualquier receta
Son muchos los artículos que proceden de este tipo de explotación. Una ensalada totalmente ecológica no es ya ninguna utopía: lechugas, tomates, verduras, hortalizas... e incluso aceites y vinagres. Los más pequeños también pueden consumirlos, con los potitos preparados con ingredientes muy naturales. Incluso están presentes en desayunos y meriendas, con el café, biscotes y cereales, chocolates, confituras, azúcar y miel. También encontramos leche, yogur y zumos para tomar a cualquier hora del día.
Los platos de pasta serán de lo más natural con los macarrones procedentes de esta agricultura, acompañados de quesos y diferentes salsas. Las carnes no se quedan fuera de esta cesta de la compra: ternera, pollo, cerdo o fiambres son algunos ejemplos.
Los condimentos también están incluidos: especias como la pimienta, la canela o la albahaca, se unen a las almendras para preparar salsas. Muy digestivas son las infusiones de menta, manzanilla o las variedades de té. Incluso en las ocasiones más especiales están presentes: los turrones ecológicos ya son una realidad.