Roscón de Reyes
¡Hola de nuevo! ¡Que poquito queda para que termine la Navidad! Como os anunciaba en la última newsletter hoy os traigo este roscón de Reyes para darle el cierre a estas semanas de doble receta. Este roscón es muy fácil, pero eso no quiere decir que no requiera de tiempo y paciencia por nuestra parte. Tampoco os voy a tener levando la masa un día entero pero si queréis prepararlo para comer un día, tendréis que empezar con la masa el día de antes. Si fuera para cenar con prepararlo por la mañana es más que suficiente.
En esta receta voy a utilizar un pre-fermento. He hecho roscón infinidad de veces, es de las recetas que más veces he variado y probado con masa madre, con pre-fermento, sin él….y puedo asegurar que si os queréis garantizar un roscón en condiciones, deberéis hacer como mínimo un pre-fermento. Si lo hacemos nos garantizamos un roscón más tierno y que además aguanta perfectamente 2-3 días. Las masas que no llevan una mínima preparación antes no suelen durar tiernas mucho tiempo. ¡Ojo! si lo vais a preparar y sabéis que se va a comer todo de una vez podéis hacerlo, pero según el tamaño del que lo hagáis no suele ser el caso. Así que a quitarse la pereza porque no lleva mucho tiempo y el resultado será mucho más satisfactorio.
Ingredientes (para un roscón grande o dos medianos):
Pre-fermento:
175 ml leche
1 sobre levadura seca de panadero o 18 gramos de levadura fresca
3 cucharadas colmadas de harina
1 cucharada de azúcar
Masa:
El pre-fermento
450 gramos de harina
2 huevos
100 gramos de azúcar
145 gramos de mantequilla a temperatura ambiente
Una pizca de sal
15 ml de agua de azahar
La ralladura de un limón y una naranja
Frutas confitadas (guindas, naranjas..)
Azúcar perlado o en su defecto azúcar normal mojado)
Un huevo batido + un chorrito de leche (para pintar el roscón)
Relleno de trufa:
350 ml de nata vegetal o nata para montar 35% M.G.
30 gramos de cacao en povo puro,
Preparación:
Lo primero de todo será preparar el pre-fermento. Pondremos a calentar la leche 30 segundos en el microondas, hasta que esté tibia. La vertemos en un recipiente alto, tipo el vaso de la Mini Pimer. Le añadimos la levadura que hayamos elegido (si es fresca la añadimos desmenuzada), las 3 cucharadas de harina y la cucharada de azúcar. Mezclamos bien con unas varillas y dejamos que triplique su volumen (alrededor de 30 minutos-1 hora dependiendo de la temperatura ambiente)
Una vez listo nuestro pre-fermento, ponemos todos los ingredientes excepto la mantequilla en el vaso de nuestro robot o amasadora (puede hacerse a mano, pero deberéis tener paciencia y un buen brazo!). Amasamos hasta que esté bien integrado todo.
Vamos añadiendo la mantequilla poco a poco a cubitos, no añadir el siguiente hasta que esté integrado el anterior cubito. Una vez añadida toda la mantequilla, seguimos amasando unos 10 minutos más, o hasta que la masa sea fina, elástica y brillante (deberá resultarnos fácil coger la masa con las manos y manipularla, no se nos debe quedar pegada). Una vez lista ponemos nuesta masa en un bol, lo tapamos con papel film y dejamos que doble el volumen (más o menos entre 1 y 2 horas, dependiendo de dónde viváis y en que época estemos). Yo siempre dejo fermentar las masas dentro del horno apagado.
Una vez haya doblado su volumen, deberemos tener claro si queremos hacer un roscón grande o dos medianos. Si queréis hacer dos entonces tendréis que dividir la masa en dos. Ahora, con la masa resultante, hacemos un agujero a mano en el centro, y vamos “ampliándolo” hasta dejarlo con forma de roscón. Un truco es poner en medio del agujero un bol de los típicos de desayuno y dejar que vuelva a fermentar con el bol dentro, para que no se nos haga pequeño el agujero. Si queréis darle forma de bolitas como yo, entonces tendréis que pesar la masa y hacer 8 o 9 bolitas del mismo tamaño, e ir poniendo esas bolitas en forma de círculo con el bol en el centro, y dejar un poquito de espacio entre ellas. Una vez dispuesto con la forma que hayáis elegido lo dejáis levar de nuevo hasta que doble el tamaño (unas 2 horas, aunque también os digo que yo lo tuve 6 por una cuestión de tiempo y organización).
Cuando haya levado, pintaremos nuestro roscón con huevo batido mezclado con un chorrito de leche y lo decoraremos con fruta confitada y azúcar perlado. Si no tenemos azúcar perlado, usaremos 25 gramos de azúcar común y lo mojaremos con unas gotitas de agua.
Horneamos nuestro roscón a 180º durante unos 20 minutos. Yo siempre lo horneo en la mitad inferior del horno, es decir, más cerca de la parte de abajo que de la de arriba. Generalmente cuando empieza a dorarse es señal de que le falta poquito. Si veis que se dora mucho y aún no han pasado los 20 minutos, deberéis tapar el roscón con papel de plata para que no se os queme.
Para hacer el relleno, yo he elegido trufa. La conseguiremos montando la nata bien fría con unas varillas y a mitad de montado le añadís el cacao en polvo puro. Seguís batiendo hasta que esté montado del todo. Una vez enfriado el roscón, lo abrimos por la mitad y lo rellenáis con ayuda de una manga pastelera con boquilla rizada (si no tenéis no pasa nada, podéis usar una lisa)
Y ya tenéis listo vuestro roscón de Reyes. Como habéis podido comprobar, el único misterio es el rato de levado. También debéis amasar muy bien los ingredientes hasta que la masa esté muy elástica y brillante y no se os pegue a las manos. Pero el resto sólo es cuestión de paciencia.
Yo el mío lo he rellenado de trufa, pero podéis usar el relleno que más os guste, como nata montada, ganache de chocolate o crema pastelera.
¡Os deseo a tod@s una feliz noche de Reyes!
Andrea