Íntimamente unida a las celebraciones de cada época del año, se encuentra la gastronomía, que siempre va de la mano de las fiestas y de la cultura. La Semana Santa, como no podía ser de otra manera, posee una arraigada tradición culinaria que no se ha perdido, principalmente a través de la vigilia. La prohibición de comer carne en todos los viernes de Cuaresma se compensa en la cocina con deliciosos platos de verdura y pescado, pero especialmente con exquisitos dulces. Sin embargo, no sólo de torrijas vive el hombre en estas fechas: la repostería de monasterios y conventos nos demuestra que el paladar disfruta más si cabe en Pascua. !Y sin pecar!
Y es que aparte de las torrijas, los escaparates de las pastelerías se llenan en Semana Santa de buñuelos, pestiños, torrijas y monas de Pascua. Mientras que en las calles se perciben aromas de azúcar, canela y miel, sobre todo en los pueblos, en los rincones más escondidos de la geografía española, frailes y monjas se afanan por preparar exquisitos dulces que sólo se ven en tiendas especializadas por esta época.
Un dulce paseo por la geografía española
Las Guindas al Marrasquino de las Hermanas Adoratrices Berga, en Barcelona, o los incomparables Palitos de Naranja de las Hermanas Clarisas de Belorado (Burgos), que también aportan a la ocasión unas excepcionales Trufas Surtidas, son algunas de esas delicias del arte culinario procedente de los conventos.
También desde el norte, en esta ocasión desde Cantabria, las Hermanas Clarisas Villaverde de Pontones, nos traen los Nevaditos y las Pastas de Manga, exquisitas pastas de té elaboradas con manga pastelera. De las Hermanas Clarisas de Valdemoro (Madrid) se pueden disfrutar de dos de las recetas más tradicionales: las Almendradas de la Abuela, y las Florecillas, deliciosas pastas de mantequilla elaboradas en forma de flor.
Partimos al sur, a Andalucía, donde la receta secular del hojaldre es la que está detrás de los Lacitos de Hojaldre que con toda delicadeza llevan siglos preparando en el convento de Las Bernardas de Jaén. Una auténtica curiosidad llega desde el Monasterio de Santa Paula, en Sevilla: la Gelatina de Azahar, preparada artesanalmente por las jerónimas del monasterio, y cuya producción se limita a los meses de primavera.
Licores de celebración
En esta época no sólo se puede deleitar al paladar con postres, también encontramos en los monasterios ricos licores de gran tradición. Es el caso del afamado Licor de Hierbas de Leyre, que la mayoría de los peregrinos del Camino de Santiago que hayan pasado por el Monasterio de Leyre (Navarra), sin duda, recordará. Está elaborado con 35 aromáticas y medicinales plantas escrupulosamente seleccionadas por el monje herbolario en la Sierra de Leyre, y su receta es un secreto que se transmite de generación en generación desde tiempo inmemorial.
Por otra parte, el Licor de Crema de Limón, procedente del Monasterio de los Padres Mercedarios Descalzos de Toro (Zamora), es quizá el más apreciado entre todos los licores elaborados con su receta particular por el Padre Evencio en su convento, y que destaca por su sabor y aroma en licor de crema de limón.
Coincidiendo con la época de Semana Santa, España en la Mesa, tienda madrileña dedicada en exclusiva a la gastronomía española, pone a la venta una cuidada selección de algunos de los dulces y licores más exquisitos y curiosos de tradición conventual. Desde el 1 de abril, y durante todo el mes, el establecimiento traerá a sus estanterías estas delicias gastronómicas de inconfundible sabor monástico, de diferentes rincones de España.
