Es porque no quieres. Descartando las pizzas que se pueden pedir por teléfono, tenemos un abanico de
posibilidades que hace unos años eran impensables.
Para los menos atrevidos, están las pizzas que sólo hay que meter en el horno o en el microondas. Las de más antigüedad son las pizzas congeladas. Las primeras que salieron al mercado lo cierto es que tenían una consistencia bastante sintética, pero con el tiempo han ido mejorando considerablemente, ofreciéndose variedades de muy buen sabor, como las Buitoni o las del Dr Oetcker, que son algo así como las delicatessen de las pizzas congeladas.
Dentro de este mismo nivel de ‘pereza' culinaria, están las precocidas, cuyo tiempo de horneado es aún menor.
En un escalón superior, está el comprarse sólo la masa y echarle los ingredientes que cada uno quiera. Y muy por encima de éstas, están las elaboradas 100% por nosotros mismos. En cualquier panadería podéis pedir un poco de levadura para poder hacer la masa junto con ingredientes que todos tenemos en casa: harina, agua, sal, aceite y azúcar.
La última novedad que he visto en cuanto a pizzas para cocinar y comer en casa son los conos de pizza de Connein. No sé si serán toda una revolución, pero lo cierto es que la idea, por lo menos para mí, es buena. De momento, existen dos tamaños y siete sabores variados, con un 65% de relleno y un 35% de masa. Se hacen en el microondas o en el horno y son fáciles de comer.
Y tú, ¿de qué tipo de pizza eres más asiduo?