La idea para esta receta se la he robado al señor Arguiñano, y, naturalmente, he hecho algunas modificaciones para que el plagio no sea tan descarado. La recta original puede verse aquí. Quede claro que en ningún momento se pretende corregir al maestro, y que la apropiación está hecha desde el mayor respeto y la total admiración. Dicho lo cual pasamos al apartado marketinero, vale decir: donde trato de vender lo rica que está la tarta en cuestión. Y es cierto que la mezcla de la nota picante de los ajos tiernos y la cebolla contrasta muy bien con el saborcillo dulzón de la calabaza, a la que el tomillo añade su toque aromático. La besamel horneada, algo que nunca había probado, resulta espectacular: de textura suave y firme al mismo tiempo, es una base perfecta para el cremoso flan de calabaza. Una idea que va muy bien para un original aperitivo si cortamos la tarta en porciones tamaño tapa, (dados de unos cuatro o cinco centímetros) o como plato único, si lo acompañamos de una ensalada verde. Y por favor, no diga nunca pasta brisa, (lo siento, maestro) absurda traducción del francés Pâte brisée que, naturalmente, significa masa quebrada.
Ingredientes (para un molde de 23 cm)
Una lámina de masa quebrada
500 gr de calabaza limpia
Una cebolla mediana
Un manojo de ajos tiernos
125 cl de caldo de verduras
Dos huevos
Tres cucharadas de harina
250 cl de leche evaporada
Una cucharada de tomillo
Aceite de oliva
Sal
Nuez moscada
Pimienta
- Calentamos el horno a 190º. Untamos con aceite un molde redondo y le forramos con la masa quebrada, ajustando bien y cortando los bordes, si sobresaliera. Para evitar que suba, podemos poner en el fondo unos garbanzos, para que hagan peso.
- Horneamos unos veinticinco minutos, o hasta que la masa esté dorada, pero cuidando que no se queme, recuerde que volveremos a hornearla después. Sacamos del horno y reservamos.
- Cortamos la calabaza limpia en dados, la colocamos en una fuente y la rociamos con un poco de aceite de oliva, sal, pimienta y el tomillo y la horneamos unos veinticinco minutos. (Puede hacerse al mismo tiempo que cocemos la masa.) Cuando ya esté, sacamos y reservamos.
- Mientras, cortamos en juliana muy fina la cebolla y los ajos tiernos, incluyendo un buen trozo del tallo, y pochamos todo en una sartén con un chorro de aceite y una pizca de sal, a fuego lento, procurando que no se queme.
- Retiramos el exceso de aceite, agregamos la harina y rehogamos unos minutos, removiendo bien. Añadimos el caldo de verdura y seguimos removiendo para que no se hagan grumos. Vamos agregando la leche, hasta conseguir una besamel ligera y cremosa. Corregimos de sal, añadimos la nuez moscada al gusto y vertemos sobre la masa quebrada. Reservamos.
- Trituramos la calabaza con la batidora, añadimos los huevos batidos y mezclamos bien. Probamos de sal y vertemos con cuidado sobre la besamel que ya teníamos en la masa quebrada.
- Llevamos al horno a 190º entre veinte y treinta minutos o hasta que el flan de calabaza haya cuajado: ya sabe, compruebe con un pincho. Si sale limpio es que ya está.
- Dejamos enfriar, desmoldamos y servimos.
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