Hay veces en las que no puedo evitar que se estropee la fruta, bien por el calor de la cocina o porque se va quedando en el frutero y al final está demasiado madura. No me gusta nada ver como termina en el cubo de la basura, me da cargo de conciencia darle ese final.
La receta que hoy enseño es genial para aprovechar los plátanos que se ponen feos. Demasiado blandos y oscuros para comerlos sin más pero que integrados en la masa elevan su valor varios enteros.
No nos engañemos, si después de las navidades todavía tenemos en la cabeza perder los kilos que hemos ganado, ésta no es la mejor opción. A no ser que matemos remordimientos con ejercicio y el resto de la dieta sea menos generosa en calorías.
Hoy propongo dos cosas: la primera es esta tarta y la segunda ropa cómoda, zapatillas de deporte y empezar andar con mucho brío. Así que como siempre os digo, nos ponemos el delantal y después a andar a buen ritmo.
¡¡¡Empezamos!!!
Ingredientes:
Para el bizcocho:
– 200 grs harina
– 200 ml de aceite de girasol
– 200 grs. de azúcar
– 1 sobre de levadura
– 4 huevos.
– 3 plátanos
– 50 grs. de chispas de chocolate negro y blanco
– 1 cucharadita de harina
– 1 cucharadita de canela
Para la crema de mantequilla:
– 200 grs. de mantequilla sin sal
– 200 grs. de azúcar glas
– 1 cucharadita de extracto de vainilla
– Colorante
Para el ganache de chocolate:
– 450 ml de nata al 35% de materia grasa
– 500 grs. de chocolate de fundir
Para la decoración:
Cacahuetes y nueces recubiertos de chocolate.
Elaboración:
Precalentamos el horno a 180ºC. Utilizamos 2 moldes de 15cm de diámetro que engrasamos.
Disponemos todos los ingredientes para tenerlos a mano a medida que vayamos a utilizarlos.
En la amasadora, con el accesorio de la varilla, ponemos los huevos que deben estar a temperatura ambiente, el aceite y el azúcar y batimos hasta que todo se integre bien y se note con cuerpo. En este punto y mientras la batidora continúa trabajando a velocidad baja, vamos añadiendo la harina a cucharadas. Una vez incorporada, subimos a una velocidad media e incorporamos los plátanos que hemos aplastado previamente.
A las chispas de chocolate les añadimos la cucharadita de harina y removemos. Este paso es necesario para que no se hundan en la masa del bizcocho mientras se hornea.
A la masa principal le echamos la canela, la levadura y las chispas de chocolate con la harina y removemos un poquito más.
Dividimos la masa resultante en dos parte iguales dentro de los moldes y horneamos. Este paso lleva unos 40 minutos. Recordad que estarán hechos si al pinchar con un palillo éste sale limpio.
Los desmoldamos y dejamos enfriar sobre una rejilla para que no se humedezcan.
Para preparar la ganache, ponemos en un cazo la nata a hervir y de mientras trocemos el chocolate y lo dejamos en un recipiente.
Cuando la nata haya llegado a ebullición la vertemos sobre el chocolate, esperamos un poquito, un par de minutos más o menos a que tome temperatura y comenzamos a remover hasta que el chocolate queda perfectamente fundido con la nata. Dejamos enfriar.
Una vez fría, la ganache se endurece, así que conviene removerlo un poco para que podamos trabajar bien al cubrir la tarta.
De nuevo en la amasadora preparamos la crema de mantequilla. Sólo tenemos que poner en el bol la mantequilla junto con el azúcar glas. Empezamos a baja velocidad y cuando ya no se levanta polvo del azúcar batimos durante diez minutos. Seguidamente, agregamos el extracto de vainilla y el colorante que elijamos. A mi el amarillo me pareció que hacía bastante contraste con el color de la ganache.
Ahora que los bizcochos ya están fríos les dividimos en dos, de manera que nos queden cuatro discos.
Sobre una base de cartulina del mismo diámetro de los bizcochos echamos un pegote de ganache y colocamos uno de los discos,
cubrimos de ganache y ponemos el siguiente, de nuevo cubrimos de ganache y ponemos el siguiente, así hasta colocar el último disco. A éste no le ponemos nada en lo alto.
Con el resto de ganache cubrimos toda la tarta. La cima y los laterales. Podemos permitirnos ser generosos. Intentamos dejarla lo más lisa posible.
Con la crema de mantequilla que ha sobrado llenamos una manga pastelera y decoramos.
Ideas:
Esta misma tarta podemos variarla al rellenarla con la crema de mantequilla y utilizando la ganache sólo de cobertura.
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