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Esta temporada parece que mis amigas se empeñan en aumentar la población mundial y eso está bien. Siempre es una alegría la llegada de un pequeñín a una casa.
No daré muchas pistas ni citaré nombres, porque tampoco lo he consultado con ella para hacerlo pero sí puedo deciros que mi compañera de trabajo, a finales del año pasado, ha sido mamá por primera vez. ¡Y qué embarazo, Dios mío!.
La culpa la tuvo una diabetes gestacional que vino a poner la vida de esta pobre patas arriba y de paso la de todos los compañeros. No hubo un sólo día en el que las pruebas de glucosa diesen un resultado bueno. Vaya un castigo de alimentación que tuvo que sufrir la pobre mujer y nosotros allí, escuchando lamentaciones, mostrándonos solidarios y haciendo promesas de todo lo que íbamos a llevarla en cuanto diese a luz. Para desquitarse.
Así que por fin, nació su peque y el mismo día un compañero la envió al hospital la bandeja de pasteles que la había prometido, cuando llegó a casa otro se presentó allí con unas pastas caseras que hace su madre y son …. buff, geniales.
Y faltaba yo. Recuerdo que un día que estaba un poco baja de ánimo (seguro que la falta de azúcar tuvo algo que ver), prometí hacerla una tarta. Sólo la pregunté una cosa:
-“¿De qué la quieres?
-“De chocolate”.
Y me lo dijo, bajito, como sin ganas. Como si lo viese tan lejos que casi era imposible. Con los ojillos de pena.
Mi compi tuvo su tarta de chocolate.
INGREDIENTES:
1 envase de yogur vacío y limpio (va a ser la referencia de las medidas que tomemos)
Crema de chocolate de la marca Mercadona (Es como un yogur gigante que se encuentra en la zona de refrigerados)
2 medidas de azúcar
3 medidas de harina
1 sobres de levadura
1 medida de aceite
3 huevos
20 grs. de cacao en polvo
Extracto de vainilla (Sólo un chorrito).
fondant de colores.
500 ml. de nata con el 35%de materia grasa
100 grs. de azúcar
100 grs. de chocolate de postres (suelo utilizar el de Nestlé postres.).
Ron.
Elaboración:
Lo primero es hacer la ganache con varias horas de antelación. Aconsejo hacerla de víspera porque tiene que reposar durante horas en la nevera antes de montar. Si no lo hacemos así, lo más probable es que no quede bien.
Troceamos el chocolate con un cuchillo sobre una tabla en trocitos pequeños. Ponemos en un cazo la nata junto con el azúcar y cuando rompa a hervir lo vertemos sobre el chocolate. Ahora, removemos con suavidad, con una espátula hasta que se deshaga bien el chocolate y cuando haya atemperado lo cubrimos tocando la superficie con un film transparente. Lo llevamos a la nevera y reservamos varias horas.
Si os habéis fijado en otras entradas este es un bizcocho de chocolate con doble medida. por lo que tenemos que seguir la rutina habitual.
Ponemos el horno a 180ºC. Función arriba y abajo.
Batimos los huevos junto con el azúcar. Cuando esté integrado añadimos la vainilla y el aceite y batimos de nuevo.
Ahora los ingredientes secos.
Tamizamos la levadura junto con el cacao y la harina y vamos añadiendo poco a poco en la mezcla anterior. Yo suelo hacerlo en 3 ó 4 veces. Todo depende de la cantidad que haga.
Cuando todo esté bien integrado, repartimos en dos moldes engrasados y enharinados de diferente tamaño. Calculamos 3/4 en el grande y el cuarto restante en el pequeño que será el que pongamos encima.
Horneamos, teniendo en cuenta que el pequeño se hará un poquito antes. Cuando ya estén hechos, (ya sabéis, se pincha un palillo y si sale limpio es que están) dejamos enfriar y desmoldamos.
Igualamos la parte superior y abrimos a la mitad ambos bizcochos para poder rellenarlos y humedecemos con ron (si hay niños se puede reducir el alcohol con agua y poniéndolo a hervir).
Ahora montamos con unas varillas la ganache.
Y rellenamos con ella los bizcochos. Volvemos a montar cada mitad con su mitad correspondiente y cubrimos con el resto de la ganache. Metemos en la nevera durante unos minutos para que se enfríe y tome cuerpo.
Mientras nos ponemos con el fondant y extendemos lo suficiente como para cubrir ambos bizcochos por separado.
Sacamos de la nevera los bizcochos y los cubrimos bien. Procurando que queden lisos y colocamos el pequeño sobre el grande, centrado. Después, utilizando el fondant azul, hice una tira que rodeó la base del bizcocho pequeño y varios lunares en los costados del grande.
Os dejo fotos de la cigüeña, la hice varios días antes para no tener que estar pendiente más que del montaje de la tarta.
No puedo dejar de contaros que mi compañera, chica agradecida, se desquitó de tanta abstinencia de dulces y me envió un mensaje para decirme que no sólo habían cenado la tarta en su casa. También la desayunó. (Creo que en este punto se acabó).
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