San Valentín al estilo japo. Hace unos días vi circulando por la red una vídeo-receta de trufas de chocolate blanco con té macha, matcha nama choco japonesas. Ni un segundo dudé en tomar nota. Además, resulta que estas trufas son muy populares para celebrar San Valentín en Japón. No soy muy partidaria de darle bombo a estas fechas pero si os apetece tener un detalle con vuestra pareja estas trufas desde luego que, al menos, sorprendentes lo son. Una gran combinación de amargo y dulce. Notas amargas que no esperas en una trufa y que pronto después se confunden con la dulzura del chocolate blanco que se va deshaciendo en la boca.
La dificultad es de primero de primaria, lo complicado es conseguir el polvo de té matcha. A esto hay que sumar su precio, porque precisamente barato no es. El proceso de elaboración es muy laborioso y comienza varias semanas antes de su cosecha. Primero se cubren las plantas del té con unas telas para ocultarlas del sol. De esta forma se retrasa su crecimiento, lo que aumenta también su contenido en aminoácidos y disminuye su amargor. Tras la cosecha, las hojas se colocan en una superficie plana para su secado. Posteriormente se les retira el tallo y las venas, para molerlas hasta conseguir una textura de polvo finísimo como el talco y de un color verde esmeralda intenso.
Si no podéis encontrar té matcha en vuestra zona, hay muchas tiendas de venta online a todo el país. En Madrid yo lo he conseguido en Amaté, en la calle Argensola. La bolsa de 40 g tiene un precio de 10???. Considerad que se amortiza bien, con muy poca cantidad se consigue mucho sabor.
Ingredientes
180 g de chocolate blanco
60 ml de nata líquida espesa de 18% de materia grasa
10 g de mantequilla
1 cucharada de postre de té matcha más 1-2 cucharadas grandes para decorar
Modo de elaboración
-Troceamos el chocolate blanco y la mantequilla. En una cazuela pequeña, calentamos la nata hasta que empieza a hervir, bajamos el fuego e incorporamos el chocolate y la mantequilla. Removemos sin parar hasta fundir. Incorporamos el té matcha pasándolo previamente por un colador para eliminar los grumos.
-Vertemos la mezcla en un molde para hornear forrado con papel antiadherente, de tamaño que nos permita un espesor aproximado de 2 cm. Lo dejamos enfriar y refrigeramos unas horas.
-Desmoldamos y cortamos en porciones del tamaño que deseemos. Hay que trabajar con rapidez porque la masa se ablanda enseguida. Podemos tener un cuchillo atemperado (lo pasamos sobre el chorro de agua caliente y lo secamos) para cortar las porciones fácilmente nada más sacar la masa del frigorífico.
-Decoramos al gusto cubriendo las porciones con polvo de matcha, sin olvidarnos pasarlo por el colador.
Listas para sorprender. Si os animáis contadme que le han parecido a vuestro San Valentín o San Valentina, ¡me hará ilusión!