(Fotos: CucuFlash)
A través del perfil de Facebook e Instagram hice un llamamiento en el que pedía a los lectores que compartieran conmigo aquellas costumbres que aún perduran (o no) en su pueblo, en el de sus padres o abuelos, en torno a la festividad del día de Todos los Santos, con el fin de reunirlas en una entrada para que todos pudiéramos conocerlas.
Porque... ¿Qué es de nuestras tradiciones?... Aunque cada vez más afianzadas, renegamos ante la llegada de tradiciones exportadas (o quizá no tanto...) como la de Halloween, pero tampoco nos esforzamos mucho por intentar conservar las nuestras o simplemente recordarlas, por ello en esta reseña de hoy encendemos una hoguera para sentarnos alrededor y contarlas al olor de las castañas asadas... Te invito a que acompañes la lectura con el crepitar de esta hoguera.
Hace frío fuera y llueve, así que siéntate por aquí, junto a la hoguera, coge algún dulce que ya empiezan a contarnos, ¡que lo disfrutes!:
Iris Martín trabaja en la oficina de Turismo de Patones y dirige la casa rural Melones (Patones de Arriba, Madrid) (Facebook - Web)
Te cuento un poco la tradición que hay en Patones. La llamaban las calabazas y he escuchado a algún vecino que también las llamaban las calaveras. Las personas más mayores del pueblo recuerdan que el día 1 de noviembre los chicos del pueblo preparaban calabazas que vaciaban y, después, colocaban una vela en su interior fabricada con cera de abejas de las colmenas del pueblo. Las ponían en las calles de Patones de Arriba para asustar a los demás vecinos. Se cultivaban calabazas en las huertas específicamente para utilizarlas ese día y había quien aprovechaba la parte de dentro de la calabaza para hacer dulces.
Cuando la gente bajó a vivir a Patones de Abajo se seguían colocando calabazas en el camino que lleva al cementerio. Es una tradición que se ha conservado hasta hace poco, unos 10 años. En la actualidad los vecinos organizan un pasaje del terror y una fiesta de disfraces la noche del 31 de octubre, pero voy a intentar, haciendo alguna actividad desde la casa rural, recuperar esta vieja tradición de la cual no se sabe ni su origen y desde cuándo se hacía.
Juan Árguedas (Zaragoza)
En el pueblo de mis padres no hay una tradición en particular. Mucha vela, silencio, ir al cementerio y poco más. Pero sí te voy a contar una tradición que hay en un pueblo cercano al de mis padres que se llama Ibdes y, sin tener nada que ver con la tradición yankee, siempre han andado con calabazas en esta época y no les copiaron, ya que la cosa viene de lejos.
Para explicártela mejor te hago un pequeño copia-pega que he buscado: "Ibdes, en la comarca de Calatayud, también cuenta con una larga tradición que comenzaba los días previos a la noche del 31 de octubre, cuando los más jóvenes iban a los huertos a coger calabazas que luego limpiaban y preparaban con paja y una mecha encerada para colocarlas ese día en las puertas de los vecinos del pueblo. Se dejaba la calabaza encendida y se llamaba a la puerta. Los que la ponían salían corriendo porque algunos vecinos los recibían con cubos de agua. La tradición se mantiene, pero ahora son los más pequeños los que limpian la calabaza con ayuda de sus padres y la colocan en sus propias casas" (Heraldo).
También, pero ya en el Pirineo, en muchos pueblos existen leyendas de los llamados almetas (ánimas que vagan) y totones (los guardianes que las conducen a su descanso sepulcral), que son almas en pena que aparecen la noche de Todos los Santos con velas encendidas y que hay que huir de ellos y no aceptar ninguna vela si te la ofrecen, para que no te arrastren. En Radiquero, un pueblo de Huesca, se ponían calabazas en las casas con una cara tallada y una vela dentro para que las almetas creyesen que las casas estaban habitadas por otra ánima y pasaran de largo.
Esther Doncel (Ceuta)
No sé si conoces la tradición de Ceuta. El día 1 de noviembre celebramos "el día de la Mochila". Todos nos vamos al campo a pasar el día con la familia y los amigos, y en nuestras mochilas no pueden faltar los frutos secos.
El origen de la tradición es incierto. Unos dicen que viene de cuando la ciudad era un presidio, entonces ese día era el único en el que los familiares podían ir a verlos y les llevaban frutos secos, que era lo que más energía les aportaba para aguantar en prisión. Otros afirman que, como ese día iban al cementerio a visitar a sus familiares y estaba muy lejos, llenaban sus mochilas con comida y frutos secos de la época y echaban el día entre que iban y volvían. Y más teorías hay por ahí. Ese día no cabe un alfiler en el monte de la cantidad de gente que va.
El castañar de El Tiemblo (El Tiemblo, Ávila) (Facebook)
En El Tiemblo ha existido siempre, y a pesar de Halloween sigue bastante en vigor, la tradicional fiesta de La Calbotada donde en la noche del 1 de noviembre se suelen juntar las familias y grupos de amigos y se asan castañas de forma tradicional en hogueras o lumbres en los típicos hogares de las casas antiguas, en sartenes previamente agujereadas. Se toman junto con un chocolate casero con churros o bizcochos. Después los grupos de jóvenes a veces se acercaban al cementerio a medir su miedo, ya que el lugar después del día de Todos los Santos estaba lleno de flores y velas y presentaba un aspecto como ningún otro día del año.
También como curiosidad, siempre se ha comentado la escalofriante luz que salía del campanario de la iglesia esa noche, visible desde cualquier punto del pueblo... Se trataba de la hoguera que encendían, para calentarse y asarse sus castañas, los responsables de tocar las campanas durante ese día y noche de ánimas.
José Luján (El Tiemblo, Ávila)
La tarde del 1 de noviembre, día de Todos los Santos, se reúnen amigos y familias para hacer lo que aquí llamamos la calbotada. Se ponía lumbre en las calles y se asaban las castañas, ahora es en las casas o corrales. Antes se tiraban sonando las campanas toda la noche y en la torre de la Iglesia también ponían lumbre para calentarse y asar las castañas. Al anochecer el sacristán y los monaguillos recorrían las oscuras calles del pueblo haciendo sonar una campanilla y una carraca grande diciendo "ánimas del purgatorio" con el fin de recaudar limosnas para los responsos.
Había costumbre de hacer linternas con las calabazas, aunque creo que esas costumbres son muy anteriores a los años cincuenta. Se colocaban igual que ahora, dentro de casa o en las ventanas poniendo una vela dentro. Yo creo que esa costumbre es celta y que tenía que ver con los muertos. Por esas tierras el significado era el mismo, igual que ahora se pone una vela en casa cuando hace años que alguien murió. Por aquí, después de la guerra se dejaron muchas costumbres porque la gente no estaba de humor para celebraciones, menos las referentes a la Iglesia pues ellos sí estaban contentos.
Guillermo García (Tarragona)
Aquí en general el día 31 de octubre se celebra la Castanyada, una fiesta donde se comen las castañas y boniatos asados, los panellets y un poco de vino dulce moscatel.
Aprovechando lo que nos comenta Guillermo, he buscado algo de información sobre el origen de la Castanyada y parece ser que tiene que ver con los campaneros de las iglesias que tenía que pasar la noche tocando las campanas. Como era una tarea muy dura eran ayudados por amigos y familiares y, para pasar toda la noche, comían alimentos energéticos como las castañas, boniatos,... acompañados con vino moscatel que ayudaba a combatir el frío de la noche.
Aunque también, la tradición de comer los frutos de la temporada, proviene de antiguos ritos paganos. Hay que recordar que el otoño es la época de la cosecha y los antiguos celebraban fiestas como agradecimiento a los dioses por los frutos recogidos.
Aquí os dejo la receta de los panellets.
María Jesús Masero (Usagre, Badajoz)
Estas fechas me hacen recordar una tradición de la zona de Extremadura que, en parte, se está perdiendo. En mi pueblo, los niños salían a pedir la chaquetía que consistía en ir pidiendo casa por casa algo de comida como aguinaldo. Se les daba lo que había en ese momento: los frutos de la temporada como castañas, nueces, higos secos, bellotas, dulce de membrillo, etc y así pasaban la tarde merendando todos juntos. Entre esos niños estaban los monaguillos de la iglesia que tenían que pasar todo el día de difuntos doblando las campanas, y en el campanario, para entrar en calor, asaban las castañas y comían los frutos secos que les habían dado.
Para mi, un sabor muy característico de estas fechas era el de los casamientos que eran higos secos abiertos por la mitad y rellenos con nueces.
María de la casa rural Casa Los Portales (Garganta de los Montes, Madrid) (Instagram)
Aquí era tradicional hacer las "linternas" con las calabazas y se salía (sin disfraz, claro) a pedir algo para la calabaza. Te daban nueces, castañas, mandarinas... ¡Y alguna moneda de 100 pesetas podía caer también!. Hasta mi padre salía de niño con la calabaza, así que de "americanada" por aquí nada de nada. Además en Los Santos, en esta zona, se suelen comer puches que son como unas gachas dulces con picatostes que están buenísimas.
Aquí os dejo la receta de las puches.
Ángela Cabrera (Fuentes de Andalucía, Sevilla)
Yo soy de un pueblo de la provincia de Sevilla y el día de Los Santos no se hace nada en especial, pero, después de ir al cementerio a limpiar y cambiar las flores a nuestra familia por la mañana, luego almorzamos y en el café se toman huesos de Santo (dulce hecho de mazapán con crema pastelera) y sopaipillas que es un dulce típico de posguerra, muy humilde, pero que está buenísimo. Las sopaipillas se trata de la masa del pan con anís o matalauva y se estira con aceite de oliva en vez de harina. Se cortan en cuadraditos y se fríen suavemente. Al comer, mejor con chocolate caliente... Y para los golosos se mojan en azúcar y canela.
Todo ésto lo tomamos como merienda-cena mientras toda la familia, junto a la chimenea, recordamos con alegría a los que ya no están.
La verdad es que esto se hacía cuando yo era pequeña. A día de hoy se sigue haciendo pero por el trabajo y los estudios no puedo ir; sin embargo mis hermanos que pueden lo siguen celebrando con mi madre.
Chelo de la casa rural la Anduriña (Celeirós, Ourense) (Web - Instagram)
Le he preguntado a mis padres, ya que ellos son de una pequeña aldea de Galicia, y no tienen una tradición como tal más que la celebración del magosto que consistía en que, después de la recolecta de las castañas se asaban y se probaba el vino joven que se había hecho ese año.
Me contaban que, aunque a día de hoy no se conserva la tradición, sus abuelos vaciaban calabazas, dibujaban caras en ellas y ponían en su interior una vela para iluminarlas. Posteriormente las depositaban en el cementerio.
Rosa Cerro Montero (Madrid)
Tengo 38 años, con mi abuela Rosa viví hasta los 8 y cada 1 de noviembre nos íbamos al cementerio de Alcobendas a velar a mi abuelo Deogracias, desde las 8 de la mañana hasta las 17h de la tarde. La empresa Montes ponía ese servicio especial. Comíamos allí, en el cementerio. A la vuelta mi madre compraba castañas asadas en la plaza del ayuntamiento y subíamos por Constitucion.
Para mi el día de Todos los Santos es muy especial... ya lo ves... Pero si te quieres poner más "romántica" en plan freak total para tener ese ambientillo, te recomiendo que te leas Luces de Bohemia de Valle Inclán, veas el Cuervo y la Bruja de Blair.
Desde que soy mami, y bueno, desde que conocí a mi ex-marido, perdí ese rollito tan místico previo al día de Todos los Santos, pero la vida es justa y a mi pequeña Erika le fascina tanto como a mi. Así que te agradezco que me hayas dado la oportunidad de contarte ésto porque acabo de recordar muchas cosas que me hacían feliz.
Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón (Facebook - Web)
Nos ha contado el chico que está de prácticas con nosotros que su familia es de Montejo de la Sierra y en esas fechas bajaban cantando por las callejas al cementerio a decorar los muros y el propio cementerio. Era un rito pagano pero de valor espiritual.
La tradición de ahuecar las calabazas que se suele asociar a tradiciones norteamericanas aquí también se hacía. Por la parte delantera la cortaban con forma de cara y por la parte opuesta, la cortaban en forma de cruz, de tal manera que al sujetar la calabaza con las dos manos, la luz de la cruz se reflejaba en el pecho del que llevaba la calabaza.
No sé qué os habrá parecido esta recopilación de nuestras tradiciones... ¿os han sorprendido? ¿os parecen arcaicas, sin futuro?... ¿os dejan una sensación rara pero agradable como si os hiciera recordar algo?...
Las tradiciones son mucho más importantes de lo que creemos porque crean un sentimiento de pertenencia a una comunidad. Ahora apenas conocemos a los vecinos de nuestro mismo bloque porque poco nos une y éso, al final, te hace menos solidario con los de tu alrededor... Las tradiciones te sacan a la calle, te hacen relacionarte con tus vecinos, junta a las familias y, quizá lo más importante, te hace sentir que perteneces y estás apoyado por un grupo, que tienes un vínculo con ellos simplemente por el hecho de compartir una identidad propia.
Quiero agradecer la participación a todos los que habéis colaborado conmigo porque os habéis volcado de verdad en ayudarme, a pesar del poco tiempo del que disponíamos. Algunos ya no solo me habéis contado vuestra experiencia sino que habéis preguntado a familiares, amigos y compañeros y eso, sin duda, ha enriquecido mucho este trabajo. Y también quiero agradecer al estudio de fotografía CucuFlash que me haya prestado estas fotos para adornar la publicación y a Iris por enviámelas.
Posiblemente esta es una de las entradas con la que más he disfrutado por el trabajo que hay detrás y por las charlas que he mantenido con los que han participado y, aunque toca publicar ya, sigue abierta a toda la información que me queráis enviar, porque seguro que por ahí ha quedado alguien que, por falta de tiempo, no ha podido contarme su tradición.
Otro día Perfecto
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