¿Mantequilla de cacahuete? Y éso que no me gusta. Pues sí mira me ha dado por ahí. Desde que vi la receta en el libro de Bea Roque me dieron ganas de hacer estas galletas, compré un tarro de Peanut butter en Taste of America e incluso pensé en probar los sellos para galletas que tengo desde hace meses y aún no había estrenado.
La crema de cacahuete (o maní) es una pasta hecha de cacahuetes que han sido tostados y molidos, se le añade sal y, algunas veces, azúcar para mejorar el sabor. También estabilizadores para evitar la separación de los aditivos aceitosos y sólidos. En las cremas de cacahuete naturales, los aceites y sólidos pueden separarse sin el uso de estabilizadores. Sería el equivalente español a la crema de avellanas en cuanto a popularidad.
La crema de cacahuete tiene un alto contenido en calorías. Cada cucharada de esta deliciosa crema nos aporta una gran cantidad de nutrientes. La crema de cacahuetes contiene proteínas y grasas saludables monoinsaturadas, que proporcionan energía. Además, la crema de cacahuete tiene otros nutrientes como por ejemplo fibra, fósforo, la vitamina B3, B7, vitamina A, hierro, resveratrol, triptófano y manganeso.
La crema de cacahuete se utiliza untada en pan, galletas, frutas o forma parte de recetas de comidas y postres. Los americanos se la ponen hasta a las palomitas. Sellada, la crema de cacahuete se puede guardar entre 9 a 12 meses.
La mantequilla de cacahuete es muy consumida en norteamérica. Siendo el cacahuate originario del territorio sudamericano, se han encontrado en vasijas, tumbas y decoraciones alusivas al maní, de hace 3.500 años como alimento para la próxima vida así como pinturas que muestras que desde aquel tiempo, ya se cosechaba. Las antiguas civilizaciones precolombinas ya utilizaban pasta de cacahuete para elaborar salsas.
Según cuentan, fue a finales del s. XIX cuando George A. Bayle Jr., comenzó a vender pasta de cacahuetes molido como un suplemento alimenticio vegetariano y proteínico, para personas sin dentadura. La invención real de mantequilla de maní, su proceso de fabricación y la maquinaria utilizada para hacerlo, se puede acreditar a varias personas. En 1.884 Marcelo Gilmore Edson de Canadá patentó la pasta de cacahuetes, el producto final de la molienda cacahuetes tostados entre dos superficies calientes. En 1895, el Dr. John Harvey Kellogg (el de los cereales) creó una variedad de manteca de cacahuete para alimentar a sus pacientes en el Battle Creek Sanitarium de Battle Creek, Michigan. Kellogg, junto a su hermano, Will Keith Kellogg, patentaron un proceso para la elaboración de mantequilla de cacahuete, donde se usaban cacahuetes vaporizados en lugar de tostados. Otra versión dice que fueron los australianos quienes inventaron la mantequilla de cacahuete tal y como la conocemos hoy en día por Edward Halsey, el 29 de Mayo de 1.899 para la empresa Sanitarium Health Food Company, poniéndose a la venta en Junio.
En 1.904 en Estados Unidos, se presentó el producto en "La Feria Mundial de Saint Louis", mismo lugar donde se dio a conocer y popularizó el hotdog, la hamburguesa y el famoso cono de helado. Cuatro años después, en 1.908, la empresa estadounidense Krema Products Company de Benton Black comenzó la producción masiva de la mantequilla de cacahuete, manteniendo su venta hasta la fecha. La marca Jif es la que más se vende en USA en la actualidad.
Tiene hasta un día en su honor, el 24 de enero es el día nacional de la Peanut butter. Si hay un sándwich famoso en USA es el PB&J (peanut butter & jam), es decir, mantequilla de cacahuete con mermelada (la de fresa es la más popular). Pronto se convirtió en el favorito de los niños y al ser tan energético fue uno de los productos clave para la alimentación de los soldados durante la Primera Guerra Mundial. En España conocíamos de su existencia gracias a las películas americanas.
Yo con lo que ha sobrado en el bote lo he probado con mermelada casera de moras y he de reconocer que está muy bueno. Y viendo la cantidad de propiedades que tiene … Aunque ojo porque tiene muchas calorías, como los frutos secos, buenos pero sin abusar.
Existen dos variedades en cuanto a textura: la crunchy, con trocitos de cacahuete, y la creamy, sin ellos. En cuanto al sabor las hay saladas, dulces, con jarabe de arce, con chocolate, con canela y pasas, con chocolate blanco, …
Ahora vamos con la receta, ingredientes a temperatura ambiente, a excepción de la mantequilla normal que ha de estar derretida pero tibia cuando la incorporemos.
Galletas de mantequilla de cacahuete
INGREDIENTES (salen unas 25 galletas):
- 220 g de harina de todo uso
- 1/2 cucharadita o TSP de levadura química o polvo de hornear
- 1/2 cucharadita o TSP de bicarbonato sódico
- 1/2 cucharadita o TSP de sal
- 125 g de mantequilla derretida
- 315 g de mantequilla de cacahuete (yo usé la versión crunchy)
- 100 g de azúcar moreno (en concreto light brown sugar)
- 130 g de azúcar
- 1 huevo tamaño L
- 1 cucharadita o TSP de extracto de vainilla
Primero tamizar la harina junto al resto de ingredientes secos (levadura, bicarbonato, sal) y reservar. En un bol batir ambas mantequillas hasta que queden cremosas, luego incorporar los azúcares y mezclar hasta que todo esté integrado.
Luego añadir el huevo, batir y agregar la mezcla seca de harina y remover con una cuchara de madera o espátula.
Obtendremos una rica pasta de galleta. Como es un poco oleosa yo primero la tapo con film tal cual y la refrigero una hora, así luego se trabaja mejor pero este paso no es imprescindible.
Con la ayuda de una cuchara de helado de unos 5 cm de diámetro formar bolas más o menos iguales (también podéis pesar las bolas de masa).
Coloco un cortador redondo con bordes rizados y con la ayuda del culo de un vaso aplasto la masa. Luego si tenéis un sello con mensaje lo colocáis sobre la galleta y apretáis. Como al apretar se desparrama un poco la masa la recorto de nuevo con la ayuda del molde rizado. Este es el aspecto de las galletas antes de hornear. Para que al hornear no pierda la forma las congelo así durante 1h y luego las horneo en la parte media del horno sobre el papel sulfurizado en una bandeja a media altura a 180ºC. Lo ideal es utilizar bandejas de aluminio color claro pero yo aún no me las he comprado, me apaño con las dos que tengo del horno. Podéis hornear 2 bandejas al mismo tiempo utilizando la ventilación.
En mi horno a 180ºC con calor arriba y abajo están en exactamente en 14 minutos pero depende de cada horno y del grosor final de la galleta. Han de estar blandas (que no crudas) al salir del horno y fuera se endurecen. Si te pasas con el tiempo se tostaran demasiado y quedarán duras. Obtendréis unas delicias como estas. Entre dulce y salado, jugosas, por la mantequilla y si os decantáis por las crunchy, mmmmmmm, deliciosas.
También he estrenado cortadores de galletas, vienen en un pack de varios tamaños con dos bordes, uno liso y otro rizado, me han dado muy buen resultado.
Otra manera de hacer un regalo gastronómico original, horneas las galletas, las guardas en un tarro hermético con una bonita cinta, cuerda, una etiqueta que describa el producto o un mensaje.
Como éste que hice utilizando un sello de caucho que compré en Lidl: “Hecho con amor”.
“Precaución: el contenido de esta bolsa puede llevar a la adicción de un gran sabor”.
Me encantan las galletas con mensaje: baked with love (horneado con amor), eat me (cómeme), home made (hecho en casa).
Un kit perfecto para irse de merendola con una cesta y una manta al antiguo cauce del río Turia, zona ajardinada de Valencia que tenemos muy cerquita. Un poco de zumo, leche, unos batidos e incluso una mistela (vino dulce valenciano).
Con un sabor entre dulce y salado y con los trocitos de cacahuete, realmente diferente y delicioso.
Éstas son las que se hicieron mis hijas, se las llevaron al cole para almorzar.
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