
Si bien es conocido por todos que la calidad de los cafés de la franquicia Starbucks dejan mucho que desear -y ojo que no podemos decir lo mismo de las recetas especiales de temporada, de la que nos declaramos fans incondicionales y de las que pronto tendréis noticias-. Entre muffins, carrot cakes y Red Velvets, a veces encontramos pequeñas joyas que nos sorprenden tan gratamente que nos vemos en la obligación de hablar de ello e invitarte a uno si eres capaz de convencernos o de levantarte la camiseta al grito de ¡Mardi Gras!
Nos estamos refiriendo a los «Cinnamont Flavor Mints», o lo que viene a ser: grageas mentoladas con sabor a canela de Starbucks™.
Como amantes de cualquier cosa que pique los dientes, estos caramelos nos han alucinado. Vale, empezamos a suponer que los americanos llaman "Mints" a cualquier cosa con aspecto de pastilla de sabores y no por su significado literal de "mentolado", porque si no, no encontramos explicación a la casi absoluta ausencia de sabor a menta porque, o bien olvidaron añadirlo a la receta o tal vez su presencia sea tan sutil que sólo podrían detectarlo un espectrómetro de masas y, por supuesto, Chicote antes de hacerle la prueba del algodón. Una ligerísima sensación picante en la punta de la lengua es lo que hace que adquiera algo de sentido el carácter mentolado del caramelillo.
Por supuesto, como todo lo elaborado por Starbucks, la presentación, en cajita metálica y decorada con motivos y tipografías muy vintage, es simplemente exquisita y el sonidito de las grageas moviéndose en su interior con cada paso, nos evoca a las piedrecitas que inundan nuestros maltrechos riñones y le imprime un extra de familiaridad muy coñona.
Esto nos lleva a una reflexión: ¿Son estos caramelos una forma de quitarse el mal sabor de un latte de 3eur? ¿Si te escupe una salamanquesa te quedas calvo?
Si es cierto el aspecto afrodisiaco de la canela, se avecina una noche muy larga después de comernos más de media docena esta tarde. Si tenéis ocasión, probadlos, están realmente buenos.