Porque sí, si siempre nos hemos declarados unos incondicionales viciosos de los Brownies, y del chocolate caliente deslizándose lentamente sobre él, recorriendo cada hueco, lamiendo suavemente su superficie y fundiendo una bola de helado, porque un brownie sin helado es como un coche sin ruedas: si le pones valor e insistencia igual lo echas a rodar, pero creednos cuando decimos que lo hace mucho mejor con unas buenas llantas o con un buen pegote de vainilla con nueces pecanas... Porque un brownie ha de ser consistente, tiene que tener sustancia y ha de tener su propia atracción gravitatoria. Si se cumple la premisa anterior, el helado es lo que evitará que muramos atragantados con nuestro propio gozo. Si no... ¡devolvedme el dinero!
Este brownie de chocolate blanco o «Blondie» es lo que diferencia a los hombres de los adultos. No sólo por la intensidad de su sabor, o por la Salsa de Toffee de la receta anterior con el que lo acompañaremos, sino que además entre sus ingredientes introduciremos una mezcla de chocolate con caramelo «Chocolate Blonde» que Nestlé™ sacó hace poco al mercado, y que estábamos deseando probar. Si no lo encontráis, podremos sustituir por trocitos de toffee, o caramelos cremosos, que encontraremos con facilidad en cualquier supermercado.
INGREDIENTES
225gr. de mantequilla fundida
400gr. de azúcar moreno
2 huevos
2 cucharaditas de extracto de vainilla
250gr. de harina
Media cucharadita de levadura en polvo tipo «Royal»
Una pizca de sal
125gr. de nueces
175gr. de chocolate blanco en trocitos
150gr. de toffee en trocitos o una tableta de chocolate con caramelo «Chocolate Blonde» de Nestlé.
«Salsa de Toffee del Abuelo de Heidi que sabe a Werthers Original», o lo que es lo mismo, la la Salsa de Toffee del artículo anterior. PREPARACIÓN
Empezamos picando, picando y picando. Porque vamos a necesitarlo más adelante. Así que cortamos el chocolate con caramelo, o el toffee en trocitos, al igual que las nueces y el chocolate blanco, y ponemos en práctica todo lo que Hong Kong Phooey nos enseñó durante la infancia. ¡chop chop chop chop Ninja Style! Hasta dejarlo en trocitos pequeños, ¡que no es lo mismo que picado!
También vamos a ir precalentando el horno a 190ºC. Así iremos ganando tiempo y cuando terminemos de prepararlo todo, ya habrá llegado a la temperatura necesaria.
Y una vez mezclado, añadiremos a nuestra masa toda esa dulce mezcolanza de toppings de la que seguramente ya habréis picoteado algo. Chocolate blanco, chocolate con caramelo o trocitos de toffee, y nueces: ¡al cacharro de menear! Y continuamos dándole vueltas hasta que todo esté lleno de toppings y estos se distribuyan uniformemente por toda la masa. ¿A que querríais un carrilito que llevara a casa, asfaltado con este empedrado? Nosotros firmaríamos donde hiciera falta.
Colocamos un papel de horno sobre una fuente para hornear, o bien engrasamos bien una con aceite o mantequilla si no tuviéramos papel, y vertemos toda la masa, que alisaremos igualando la superficie y la horneamos durante unos 30 minutos, apuñalándola en el centro de vez en cuando, hasta comprobar que no quedan restos líquidos. Entonces... entonces, queridos lectores... ya estará cocinado. Pero aún hay que dejarlo enfriar, o podría partirse en mil pedazos.
Una vez frío, lo separamos del papel y lo trocearemos. Se recomienda servirlo templado. De forma que justo antes de consumirlo, meteremos el trocito en el microondas durante 10 segundos. Entonces, y sólo tras habernos limpiado las saliva de la barbilla, colocaremos sobre nuestro blondie una bola de helado de vainilla y un generoso chorrito de la «Salsa de Toffee del Abuelo de Heidi que sabe a Werthers Original». Entonces cerraréis los ojos, y os acordaréis de nosotros. Porque sí, lo que sentiréis tras el primer bocado hará que tiréis a la papelera todas la ediciones de las Sombras de Grey esas que guardáis con la tapa tan desgastada y tan rota como el amor, de tanto usarlo, claro.
Enhorabuena. Ya sabéis lo que es un foodgasmo. Y os lo hemos provocado nosotros.