Pero, un momento... acabáis de decir caramelo, y así es, queridos y azucarados amigos de muelas picadas. El toffee -tofi o tofe- podríamos decir que es un caramelo con esteroides: más rico, más cremoso y suave. Imaginad una salsa de toffee caliente acompañando a un humeante brownie recién sacado del horno, o sobre una bola de helado de vainilla y nueces de macadamia. Ahora es cuando paramos de escribir y nos limpiamos la boca y el teclado, maldiciendo con el puño en alto a aquel que configuró nuestro diminuto cerebro homínido, para adorar con inusitada desproporción a este tipo de viandas en lugar de sus homólogos más sanos, encarnados en lechugas rizadas o coles de Bruselas.
Fans de los Werthers Original™, o de esos caramelos cremosos y masticables de toda la vida, acabáis de encontrar un filón con esta receta. Porque si los licuarais convirtiéndolos en un fino y espeso caldo azucarado, tendríais el resultado de esta receta.
INGREDIENTES
150gr. de azúcar blanco
200ml. de nata (crema de leche) para montar
50gr. de mantequilla
1 cucharada sopera de sal gorda (sólo si quieres elaborar Toffee salado)
PREPARACIÓN
Crear este acompañamiento ideal para un postre en calentar y mezclar. Empezamos calentando todo el azúcar en un cazo, moviéndolo constantemente hasta que empiece a derretirse y a dorarse. Es importante no dejar de mover, porque este mejunje espeso y a temperaturas cercanas a las de la corona solar, tiene cierta tendencia a pegarse como un moco bajo un pupitre. De forma que no distraerse en nuestra actividad agitadora es fundamental.
Cuando se haya deshecho el azúcar, retiramos el cazo del fuego -o la mezcla siguiente podría desbordarse-y añadimos muy despacito la nata (crema de leche) sin parar de moverla con brío y alegría para que no se solidifique, o terminaréis con un buen pedrolo en el fondo del cazo. Si es necesario, ese día no acudáis al gimnasio y desfogad toda la energía en el experimento.
Es recomendable -si es posible- tener la nata (crema de leche) a temperatura templada o ambiente, de forma que en contacto con el caramelo caliente no haga que éste se enfríe rápidamente y se endurezca, además evitará que comience a salpicar y pueda quemarnos. Si esto ocurriera, la solución es tan simple como llevarlo de nuevo al fuego y calentarlo hasta que se funda todo.
Con los ingredientes bien mezclados, volvemos a llevarlo al fuego, añadiendo la mantequilla y volviendo a remover vigorosamente hasta que ésta se haya derretido completamente. Y... ¡TACHÁN! dejamos atemperar la mezcla y nuestra salsa de toffee estará lista para servir.
Esta salsa, por su elevado contenido en azúcar, puede durar eones en nuestra nevera. Tan sólo se endurecerá un poco con el frío, de forma que sólo habrá que calentarla unos segundos antes de poder utilizarla... si es que podéis evitar la tentación de coméosla a cucharadas. Sí, nosotros lo hemos hecho, porque somos unos marranos que hemos perdido todo el respeto por nosotros mismos. ¡Que aproveche! -gracias, gracias... -de nada, de nada.