Enhorabuena, vuestros camellos favoritos del cabohidrato y los azucarillos van a enseñaros hoy como en apenas 10 de minutos y un poco de horneado, podéis tener a vuestra disposición un alijo secreto de brownies de chocolate y nueces que puede conservarse en el fondo del congelador listo para satisfacer al más insaciable de los insaciables.
Estos bizcochitos famosos por toda la geografía estadounidense, donde el culto a la molla se hace patente en cada esquina, reciben su nombre por su color (brownie-marroncito), suelen albergar en su interior trocitos de nueces, chocolate, pepitas de butterscotch (trocitos de caramelo con mantequilla) o mantequilla de cacahuete, y se suele acompañar con helado y chocolate caliente.
INGREDIENTES
240gr. de azúcar
150gr. de harina
120ml. de aceite
2 huevos grandes
35gr. de cacao en polvo desgrasado
55gr. de nueces
120gr. de pepitas de chocolate
Una pizca de sal
Una cucharadita de esencia de vainilla
PREPARACIÓN
Amigos, esto no es neurología, si hablamos de un brownie preparado en 10 minutos, queda claro que la simplicidad es la esencia de esta receta. Podéis ir precalentando el horno a 180ºC., porque apenas tardaremos unos instantes. Tan sólo hay que mezclarlo todo excepto las nueces y las pepitas de chocolate, hasta obtener una masa uniforme, chocolateada, terriblemente irresistible y brillante, cuyo aroma y color os hará babear como animales.
A continuación sólo hay que picar ligeramente las nueces y añadirlas a la mezcla, moviéndola de nuevo para que queden distribuidas uniformemente por toda ella. Si queréis añadir trocitos de chocolate, las pepitas de butterscotch o la mantequilla de cacahuete, es el momento. Es aquí cuando nos gusta ser creativos. Trocearíamos a nuestros propios vástagos para añadirlos al brownie si los tuviéramos. Por suerte no tenemos ni es legal... por el momento... ambos...
Sobre un molde, una bandeja o una fuente para hornear que habremos engrasado bien con un poco de aceite, y ojo, hacedlo con cariño porque el condenado se pega como una fresca a un empresario con dinero, dejamos caer nuestra masa de brownie y la extendemos con una paleta hasta conseguir una capa de un grosor de unos 3 o 4cm. Recordad que los brownies no llevan levadura y apenas subirán, de forma que el grosor que establezcamos ahora prácticamente será el mismo que tendrá cuando terminemos de hornearlo. Nosotros utilizamos un molde desmontable para tarta de 20cm. de diámetro.
Distribuimos las pepitas de chocolate sobre la masa y nos preparamos para que Scotty nos teletransporte a la primera fila del espectáculo, porque en el momento en el que lo introduzcamos en el horno, las pepitas comenzarán a fundirse y perderéis el conocimiento. Acordaos de recuperarlo en aproximadamente unos 30 minutos, o hasta que alguien introduzca un palillo por el centro del brownie y este salga limpio. Es posible que atraveséis alguna capa de chocolate, lo reconoceréis con facilidad porque encontraréis una traza de chocolate limpio y sin restos de bizcocho, así distinguiréis si aún sigue crudo o si simplemente os habéis encontrado con un estrato chocolateado, más que probable por la cantidad obscena de éste que hemos empleado.
Una vez horneado, y aún en caliente, lo separamos de los bordes del molde con un cuchillo o una espátula y lo dejamos enfriar un poco antes de desmoldarlo completamente. Para terminar lo cortamos en porciones y los servimos acompañados de una porción de helado de vainilla y un poco de salsa de chocolate caliente que se prepara con un poco de chocolate para fundir, diluido con un chorrito de leche, un poco de azúcar y calentado al baño María.
Recordad que el brownie se sirve caliente, no olvidéis introducirlo unos segundos en el microondas antes de servirlo o si han pasado unos días y lo encontráis un poquito más duro de la cuenta.
¿Preparándolos para un antojo? Guardadlos sin miedo en el congelador en una bolsa bien cerrada y calentadlos en el microondas cuando vuestra amígdala se despierte insultándoos.
¡Estos malditos americanos, sí que saben!