Te levantas por la mañana y terminas de peinarte en el ascensor. Necesitas un café, lo pides para llevar y lo tomas por el camino, no hay tiempo para el relax y lo sabes. Trabajas sin parar y cuando lo haces no dejas de consultar el smartphone, twitteas cuatro veces, actualizas el estado de Facebook y vuelves a la carga. Comes rápido, duermes rápido, vives rápido pero no sabéis lo que es estrés hasta que notáis esa punzada de drogodependencia dulce en el cerebro. Vuestro organismo demanda chocolate, lo necesitáis y lo queréis ya. No importa si tenéis que matar a alguien en el proceso. Os da igual y no necesitáis ceremonias o protocolos para llenar los carrillos con algo que sacie el mono de dopamina que ha hecho que vuestra cabecita ceda el control absoluto de todos los sistemas a la amígdala, esa antediluviana zorra caprichosa que se esconde en algún recóndito lugar de la sesera.Enhorabuena, vuestros camellos favoritos del cabohidrato y los azucarillos van a enseñaros hoy como en apenas 10 de minutos y un poco de horneado, podéis tener a vuestra disposición un alijo secreto de brownies de chocolate y nueces que puede conservarse en el fondo del congelador listo para satisfacer al más insaciable de los insaciables.
Estos bizcochitos famosos por toda la geografía estadounidense, donde el culto a la molla se hace patente en cada esquina, reciben su nombre por su color (brownie-marroncito), suelen albergar en su interior trocitos de nueces, chocolate, pepitas de butterscotch (trocitos de caramelo con mantequilla) o mantequilla de cacahuete, y se suele acompañar con helado y chocolate caliente.
INGREDIENTES
240gr. de azúcar
150gr. de harina
120ml. de aceite
2 huevos grandes
35gr. de cacao en polvo desgrasado
55gr. de nueces
120gr. de pepitas de chocolate
Una pizca de sal
Una cucharadita de esencia de vainilla
PREPARACIÓN
Amigos, esto no es neurología, si hablamos de un brownie preparado en 10 minutos, queda claro que la simplicidad es la esencia de esta receta. Podéis ir precalentando el horno a 180ºC., porque apenas tardaremos unos instantes. Tan sólo hay que mezclarlo todo excepto las nueces y las pepitas de chocolate, hasta obtener una masa uniforme, chocolateada, terriblemente irresistible y brillante, cuyo aroma y color os hará babear como animales.
A continuación sólo hay que picar ligeramente las nueces y añadirlas a la mezcla, moviéndola de nuevo para que queden distribuidas uniformemente por toda ella. Si queréis añadir trocitos de chocolate, las pepitas de butterscotch o la mantequilla de cacahuete, es el momento. Es aquí cuando nos gusta ser creativos. Trocearíamos a nuestros propios vástagos para añadirlos al brownie si los tuviéramos. Por suerte no tenemos ni es legal... por el momento... ambos...
Recordad que el brownie se sirve caliente, no olvidéis introducirlo unos segundos en el microondas antes de servirlo o si han pasado unos días y lo encontráis un poquito más duro de la cuenta.
¡Estos malditos americanos, sí que saben!