20 paneles temáticos componen este recorrido culinario, donde el menú más antiguo se remonta a la inauguración del Canal de Suez, en el año 1866. Por las manos de Belén Laguía han pasado cartas de todos los tiempos que ha guardado minuciosamente: "mi colección personal la he completado con visitas a libreros y anticuarios, que guardan de todo, y gracias a algunos amigos, como los menús de Juan Pablo II que me regaló Paloma Gómez-Borrero". Belén tiene recopilados 3.000 menús que ha ido guardando a lo largo de 25 años de vida profesional: esta muestra es una cuidada de los mismos.
La cocinera comenzó esta colección cuando dirigía restaurantes como El Café Latino, La Recoleta o Lerranz. "Este interés deriva de mi trabajo; soy cocinera y me interesa mucho este tema", confesaba Belén. Su pasión por la gastronomía ha continuado con su actual ocupación, el cátering, o las actividades en las que participa fuera de España (como las Jornadas Gastronómicas españolas en Líbano).
Muchas curiosidades
Belén Laguía nos explicó en la jornada inaugural que no son muchos los coleccionistas que se dedican a recopilar cartas y menús de restaurantes. "Y los precios de estos documentos tampoco son especialmente caros. Su valor está en que muchos están firmados por personajes ilustres", explica. Así es: uno de los puntos de mayor interés está en la zona dedicada a las cenas-homenaje a escritores y celebridades: es el caso de Mesoneros Romanos, Ramón Gómez de la Serna o le torero Luis Miguel Dominguín.Curiosidades hay muchas en esta muestra. Una de las más llamativas, sin duda, los platos de los que se componía el menú del Generalísimo. Lejos de las exquisiteces propias de un jefe de Estado, Franco se deleitaba con comida de batallón como huevos con beicon. Más tristeza genera ver las cartillas de racionamiento o los documentos procedentes de los banquetes que se derivaban de las victorias perpetradas durante la Guerra Civil.
Para Belén, uno de los puntos más interesantes de la exposición es descubrir la evolución de los platos: "a lo largo del tiempo se ven los alimentos que se ponen de moda y cómo se cocinan; y al revés, cómo dejan de incluirse en las cartas". Por ejemplo, se puede observar cómo un plato de pollo costaba el doble que uno de merluza. Ello se debe a que aún no existía la crianza industrial de aves.
Una carta muy emotiva, por la nostalgia que produce, es la carta del restaurante Windows on the World, en las desaparecidas Torres Gemelas. También encontraremos una amplia variedad de documentos gastronómicos relacionados con la Casa Real. Por poner los ejemplos más recientes, no faltan los menús de los banquetes de las bodas de las Infantas así como el de los Príncipes de Asturias.
Más menús anecdóticos: el más pequeño, que mide (4 x 7 cm), y que se sirvió en homenaje a Ramón Gómez de la Serna en el Diario Arriba, en el año 1950, y también el más grande, la carta del restaurante Horcher(60 x 40 cm).
Madrid y Barcelona
Ambas tienen un enorme protagonismo en Memoria del Paladar, ya que muchos de los documentos expuestos proceden de estas ciudades. Sin ir más lejos, Horcher, Jockey, El Amparo, Botín, Zalacaín y El Chaflán son algunos de los restaurantes de la capital "invitados" a esta muestra a través de cartas y menús recogidos a lo largo del último siglo.Las imprentas y artesanos catalanes, por su parte, hicieron impresionantes menús de gran calidad artística como pueden ser los impresos en seda natural de la Maison Doré. Asimismo, fascinante resulta el menú de fin de año de 1932 del Círculo Artístico Reveillon, con una bonita ilustración Art Decó. La Ciudad Condal ocupa en total dos paneles con numerosas curiosidades culinarias y sociales.
Arzak, Casa Gerardo, Cándido, El Racó de Can Fabes o El Bulli son otros de los insignes locales presentes en esta exposición a través de sus cartas. Sin duda, una oportunidad inmejorable para acercarse al mundo gastronómico desde otra interesante perspectiva: las artes gráficas.
Memoria del Paladar está en Moda Shopping, General Perón, 40 (Madrid) del 24 de mayo al 15 de junio, de 10 a 21 horas. La entrada es gratuita.