De nuevo lunes y de nuevo receta en el blog, después de un fin de semana conociendo de primera mano el Jaén más profundo, ese Jaén que enamora, conociendo la importancia del cordero segureño en la vida de los habitantes de la Sierra de Segura. Y mientras preparo el post con todos los destalles os dejo con un pan aromático que he preparado varias veces este verano, y que la última vez lo hice con masa madre, ya que de nuevo tengo una activa. La receta se la vi a mi amiga Paula, y no pude resistirme, incluso a hacerle la misma forma de rosca que ella hizo. Este tipo de panes aromáticos me encanta para untar patés caseros, pero también para tomar con tostadas de mantequilla y mermelada casera. Aunque la sorpresa es que está tan bueno que se pueden tomar las rebanadas solas, sin necesidad de acompañamiento. Las pasas que lleva el pan son compradas. Pero las que se ven en la foto son unas pasas que he tenido ocasión de secar en casa, y con las que estoy encantada.
INGREDIENTES:
350 gr. de harina de fuerza
50 gr. de harina integral
150 gr. de masa madre (tengo publicada varias recetas de masa madre)
Media cucharadita de canela molida
200 gr. de pasas sin pepitas
1 cucharadita de sal
175 ml. de agua
50 ml. de aceite de oliva virgen extra
25 gr. de miel
12 gr. de levadura fresca de panadería
PREPARACIÓN:
En el bol de la amasadora (o en la encimera en caso de amasar a mano) mezclamos las harinas, la sal y la canela. En otro bol mezclamos el agua, donde desmenuzamos la levadura, añadimos la masa madre, la miel y el aceite. Añadimos los ingredientes líquidos poco a poco sobre las harinas y empezamos a amasar. Una vez que todos los ingredientes estén añadidos iremos amasando, durante unos diez minutos, hasta que veamos que la masa es uniforme. Tapamos con un paño y dejamos reposar la masa durante diez minutos.
Volcamos la masa sobre la encimera aceitada y amasamos durante diez segundos. Tapamos y dejamos reposar otros diez minutos. De nuevo hacemos un amasado rápido de 10 segundos e introducimos la masa en un bol aceitado. Tapamos con un paño húmedo y dejamos levar una hora. Pasado esa hora, desgasificamos, hacemos una bola con la masa y en el centro, con la ayuda del dedo hacemos un agujero en el centro. Agrandamos el agujero, con mucho cuidado, sin romper la forma de rosca e introducimos en medio un aro de emplatar aceitado (podéis darle forma de hogaza si os es más fácil). Tapamos de nuevo y dejamos levar la rosca durante unos 45 o 60 minutos.
Mientras, encendemos el horno a 220º con un bol lleno de agua y un paño dentro, para que genere vapor. Una vez levada la rosca, greñamos e introducimos en el horno. Bajamos a 200º y horneamos durante unos 30 0 35 minutos. Al llevar miel en la masa pronto se pone dorada, por lo que tendréis que cuidar de que no se os queme.
Después de hornear sacamos dejamos enfriar la rosca sobre una rejilla. Cortamos en rebanadas cuando esté totalmente fría. Como os decía más arriba es un pan ideal para patés y para tostadas. Así que disfrutadlo. Y si no tenéis masa madre o no os queréis complicar con estos temas pues podéis prescindir de ella.
¿Os apetece una rebanadita?
Feliz lunes.
Lidia.