Si hay un dulce que pone a peques y mayores de acuerdo, esas son las gominolas. ¿Qué tendrán? No pueden faltar en los cumples, endulzan cualquier película y son capaces de alegrarnos en una tarde de bajón.
Recuerdo que cuando era pequeña, en los cumpleaños de mis amigos, y en el mío propio, la tarta simplemente nos servía para soplar las velas y para que la comieran nuestros padres, pero era muuuuy raro que los peques la probáramos. Sin embargo, las gominolas, junto con los cocktails de refrescos (no sé si los niños de hoy en día siguen haciendo esas mezclas), apenas duraban en la mesa.
A día de hoy las gominolas me siguen gustando tanto como cuando era niña, y es que ¡siempre he sido muy dulcera! Además, desde que mi madre me enseñó esta receta he de decir que prefiero hacerlas en casa en lugar de comprarlas. Probablemente lleven la misma cantidad de azúcar que las de las tiendas, pero éstas no llevan ni conservantes, ni ingredientes raros que desconocemos, así que para darme un capricho procuro hacer esta receta de gominolas caseras.
Además, aunque en esta receta he hecho chuches de fresa, podéis escoger el sabor que más os guste, pues todas se hacen siguiendo los mismos pasos. He probado también a hacerlas de limón, piña, naranja y melocotón, y ésta última está especialmente deliciosa, su sabor me recuerda a las ¡gominolas en forma de corazón!
Ingredientes:
Aceite de girasol.
200 ml de agua.
2 sobres de gelatina neutra.
1 sobre de gelatina del sabor que más nos guste.
300 gr de azúcar.
Elaboración:
Lo primero que haremos será untar con aceite de girasol un recipiente, puede ser un molde de silicona con formas o una fuente de cristal o porcelana. Es importante que no sea muy pequeño, ya que dependiendo de las medidas de nuestro molde, las gominolas tendrán mayor o menor grosor. El que he elegido para hacer esta receta es el mismo que el que utilicé para la mejor receta de flan de café.
A continuación, ponemos un cazo al fuego 200 ml de agua, cuando esté a punto de hervir añadimos los 2 sobres de gelatina neutra y revolvemos hasta que se disuelva. Luego, hacemos lo propio con el sobre de gelatina de sabor, es decir, lo añadimos a la mezcla y revolvemos sin parar hasta su completa disolución.
Una vez tengamos disuelta la gelatina añadimos 300 gr de azúcar y revolvemos sin parar durante 3 o 4 minutos, o hasta que veamos que se disuelve completamente.
Después vertemos la mezcla, bien caliente, en los moldes o la fuente y dejamos enfriar durante al menos 5 o 6 horas en el frigorífico. Yo prefiero dejarlo toda la noche para que las gominolas salgan bien compactas y jugosas.
Pasado este tiempo, desmoldamos la gelatina con ayuda de un chuchillo y nuestros dedos, puede que al principio cueste un poco, pero no os preocupéis, al final sale en bloque, como se ve en la fotografía.
Por último, cortamos nuestras gominolas del tamaño que queramos con unas tijeras de cocina, las bañamos en azúcar y listo, ¡ya podemos disfrutar de nuestras gominolas caseras!
Espero que probéis a hacer esta sencilla receta que estoy segura de que os encantará, especialmente si sois fans de las gominolas :)
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