Y digo yo: ¿No nos estaremos pasando?. Con lo ricos que están nuestros bizcochos, nuestras magdalenas, las nubes y las albóndigas.
Pese a todo esto, la sociedad americana irrumpe en nuestras casas lo queramos o no y como no, hemos adoptado una fiesta que al menos cuando yo era pequeña no existía. Nuestros hijos han nacido y crecido creyendo que Halloween es igual de español que la tortilla de patata, que la Semana Santa o que los Reyes Magos.
Yo intento preparar en casa un poco de todo y aunque de vez en cuando hago guiños con las cosas que vienen de fuera, a mi me gusta lo nuestro, lo de nuestra tierra.
Hace unas semanas, fuí al curso de galletas decoradas de Zulima, del blog Algo más que una galleta y del blog Fartucarse de Yantar. Fue una tarde estupenda en la que aprendí un montón de cosas sobre el mundo de la decoración de galletas con glasa.
Claro está que luego hay que llegar a casa y enfrentarte tú sola a la glasa y para mi es bastante complicado. Hasta la fecha, había una receta que se me resistía en la cocina: El famoso copete de las magdalenas, que no hay manera. He probado miles de recetas, con molde sin molde, metiendo la masa en la nevera... Pues a partir de la fecha, van a ser dos las recetas imposibles, una las magdalenas y la otra la glasa.
Fui al curso precisamente para perderle el miedo a la glasa y hombre, el miedo se lo perdí, pero es que yo monto una en la cocina que quisiera que me vierais.
Hay que empezar con las galletas y afortunadamente, esa es la parte fácil. Os dejo el vídeo que grabé con la receta que nos facilitó Zulima.
Hasta aquí todo bien. Prepare las galletas con antelación el día antes y horneé una tanda de mantequilla y vainilla y otra de chocolate.
Comenzamos el sábado y primera tanda de glasa. Este día sólo iba a preparar las calabazas. la glasa lleva tres ingredientes: claras, un poquito de vinagre blanco y el "icing sugar" el azúcar especial para hacer glasa que cuando lo echas en el bol y le das a la batidora, no sabes si estás preparando glasa o te están haciendo agujeros en el techo para poner óculos, hay que ver el polvo que levanta¡¡. de repente mi cocina tenía una fina capa de ese polvo blanco, el suelo, la encimera, los armarios.
Bueno sigamos que vaya ánimos que os estoy dando. Después llega la hora de teñir los distintos colores, pasarlos a las mangas, licuar más la glasa y rellenar biberones... Toda la mesa de la cocina llena de cacharritos y de galletas, palillos, papel de cocina y un sin fin de cosas. Mira que he hecho tartas de fondant; que también monto lo suyo; pero con esto es espectacular.
El caso es que el sábado, acabe mis calabazas y el domingo me puse con la otra tanda y vuelta a empezar. En total, me he debido de pasar más de 9 horas decorando galletas y mi marido diciéndome: ¡Es que no mola, porque el tiempo que llevan y están igual de ricas sin decorar!, Yo lo mato aunque pensándomelo mejor, lo dejaré como está, que luego no me hace las fotos del blog.
Yo me pongo a pensar: hay gente por la red que hace verdaderas obras de arte en esto de decorar galletas y la verdad es que a mi me da pena comerme las que yo preparo, sobre todo después del trabajo que me han dado, así que no me imagino lo que debe de ser estar frente a una de esas galletas magníficas que andan por la red.
Sólo quería enseñaros las prácticas que hice después del curso. Quizás cuando le coja el tranquillo le quite el miedo a esto de decorar galletas, pero de momento la glasa me supera.