El tiramisú es un postre frío de cuchara que se monta en capas. No existe una receta única de elaboración, más bien variantes a partir de una serie de ingredientes base. Es un postre moderno, no tradicional. Tiene su origen en la parte Este del Norte de Italia, en la región del Véneto (cuya capital es Venecia) y en los años cincuenta. Algunas fuentes concretan en los burdeles de la región su localización exacta de creación.
Entre los años setenta, ochenta y noventa, la receta utilizada en el restaurante Toulá de Milán utilizaba cinco ingredientes: huevos, azúcar, bizcohos Savoiardi mojados en café expreso y cacao en polvo.
Esta receta va sin huevo, por lo tanto difiere un poco del postre original, pero es igualmente rica.
Ingredientes:
250 gr. de queso mascarpone, 250 gr. de nata (crema de leche) para montar, 1 cucharadita de aroma de vainilla, 100 gr. de azúcar, bizcochos para tiramisú o en su defecto de soletilla, 1 vaso de café expreso, 5 cucharadas de licor amaretto, cacao en polvo sin azúcar.
Elaboración:Mezclamos los bizcochos con el café (reservando un par de cucharadas para la crema), al que habremos añadido el licor de amaretto y azúcar al gusto. Como estos bizcochos son duritos, yo los empapo bien con el café y hago una especie de pasta.
Mezclamos el queso con el aroma de vainilla y el par de cucharadas de café reservadas. Batir hasta que este todo bien integrado. Ponemos entonces el azúcar y volvemos a batir hasta montar ligeramente nuestra crema. Yo en algunas ocasiones lo hago con la Mycook, en esta ocasión con la Kenwood, pero lo podemos hacer con las varillas de nuestra batidora.
Montamos la nata (crema de leche) y la incorporamos a la crema anterior, mezclando con movimientos envolventes. Echamos en una manga pastelera.
Para el montaje pondremos una capa de pasta, encima una de crema, otra de pasta y otra de crema. Finalmente espolvoreamos con el cacao y lo llevamos a la nevera hasta el momento de consumir.
El cacao suele oscurecerse cuando lo refrigeramos, por tanto si no queréis presentarlo así, servir el cacao en el mismo momento de llevar a la mesa.
La Toscana es una preciosidad, se caracteriza por sus paisajes de colinas verdes y suaves que invitan a relajar el espíritu.
Los cipreses marcan el camino de entrada a las haciendas, dando la bienvenida a todo aquel que llegue hasta allí.
Los pueblos suelen estar en las cimas de las colinas con lo cual ofrecen una vistas maravillosas a la campiña y permiten disfrutar de preciosas puestas de sol.
En fin.... espero poder pasear de nuevo y dejar volar el tiempo y los pensamientos en esos pueblos de piedra que parece quedaron anclados en el pasado.