Muchas hortalizas se venden con partes que no solemos aprovechar y cuyo único objetivo es lograr una mejor conservación de la pieza entera como sucede en el caso de la remolacha, rabanitos, zanahorias, nabos, cebollas, puerros, ajetes, etc. siendo que, a menudo, la parte desaprovechable es mayor que la comestible. Entonces, ¿de qué manera podemos sacar el máximo rendimiento a estos productos?
Por respeto a las plantas, por aprovechar las hortalizas que cultivamos o compramos, por economía, por reciclar, por el desperdicio cero, etc., voy a contaros qué hago con esas partes, supuestamente no comestibles o menos valoradas, de algunas hortalizas.
En casa consumimos muchas verduras y hortalizas así que voy guardando las partes que no comemos hasta tener suficiente cantidad como para hacer un caldo consistente, siempre quitando las hojas dañadas o que no luzcan frescas. Por otro lado, los brotes tiernos de la remolacha o la cebolla los aprovecho en ensaladas.
Los brotes tiernos de las remolachas los aprovecho en ensaladas.
Para hacer el caldo hiervo unos 30 minutos los restos de las verduras, luego lo cuelo y me quedo sólo con el líquido. A éste le añado sal y fideos cabello de ángel o arroz. También le puedes añadir un huevo y revolver para que se rompa.
Si al caldo lo haces con hojas y tallos de remolacha lograrás un color rojo intenso muy original.
Una vez que la pasta o el arroz está al dente lo puedes acompañar con picatostes o, como en este caso, con panecillos de ajo que le realzará el sabor.
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