Viernes (¡por fin!) y celebramos un nuevo Finde Frugal
con Colorín Colorado.
Mi propuesta de hoy no puedo decir que sea demasiado frugal,
al menos dietéticamente hablando: un bizcocho casero de limón.
Pero, tomado con moderación, lo que perdemos en control de
calorías lo ganaremos en endorfinas, esos neurotransmisores que
nos aportan sensación de felicidad y bienestar.
En mi caso, además, me lo planteo como un último capricho antes
de comenzar la operación bikini. El lunes, como comprobaréis,
me he propuesto empezar.
^-^
Esta receta sí cumple las máximas de buena y barata.
Bueno, buenísimo, el bizcocho en opinión de quienes lo probaron
(Javier y mis compis de trabajo).
Barato porque los ingredientes son los básicos que siempre
tenemos en la despensa: Harina, azúcar, levadura, mantequilla,
huevos y limones.
Y muy, muy sencillo de hacer.
Empezaremos batiendo los huevos (seis), para después ir incorporando
poco a poco la harina (400 gramos), el azúcar (600 gramos), el zumo
de dos limones (medio vaso), la levadura (un sobre), la ralladura de piel
de los limones y la mantequilla (200 gramos), previamente calentada en
el microondas para favorecer una mezcla homogénea.
Mientras hacemos la mezcla, pondremos a precalentar
el horno a 180º con calor arriba y abajo.
Echamos la mezcla en un molde, untado previamente con mantequilla,
y lo metemos en el horno sobre la rejilla colocada a una altura baja.
Lo dejamos cocer unos 50 minutos (dependerá del tipo de molde).
Para comprobar que el bizcocho está hecho lo pinchamos con una
aguja o palillo (yo utilizo un pincho metálico de brocheta).
Si el palillo sale limpio es que nuestro bizcocho está terminado.
Sacamos el molde del horno y lo dejamos enfriar unos cinco minutos.
Después lo desmoldamos sobre la fuente en que lo vamos a servir.
Para entonces toda la casa olerá a bizcocho recién horneado.
Pocas cosas consiguen crear la misma sensación de hogar, ¿no creéis?
Con las medidas que os he ido dando se consigue un bizcocho para
seis personas con un intenso sabor a limón, pero podemos sustituir
el zumo de limón por medio vaso de leche si preferimos un toque
de limón menos fuerte.
Javier y yo nos tomamos una porción cada uno para merendar
y sobró para llevar al trabajo al día siguiente.
Os he comentado alguna vez que soy poco dada a cocinar
por gusto, pero la repostería me pierde...
¡Os deseo un dulce fin de semana!