Pocos alimentos tienen tras de sí tantos mitos, reales e imaginarios, como los derivados del cacao. Ya sea para curar mal de amores o aguantar una maratón, este alimento ha sido habitual en nuestra dieta desde el descubrimiento de América.
El cacao se nos puede presentar de muchas formas, desde chocolate puro hasta en polvo o como chocolate blanco.
Los ingredientes principales son las pasta y la manteca de cacao, a los que se añade azúcar y leche. Si aumentamos el porcentaje de pasta de cacao, obtendremos un chocolate más negro, con un sabor más fuerte y agrio. El blanco, por el contrario, no necesita de su presencia para prepararse, basta solamente la manteca.
¿Qué chocolate es mejor, el negro o el blanco?
Desgraciadamente, esta diferencia a la hora de preparar los dos grandes tipos de chocolate hace que los valores nutricionales (que no calóricos) sean muy diferentes.
Partiendo de la base de que el chocolate negro tiene una elaboración más tradicional que no ha variado casi con el paso de los años y que, al utilizar la pasta de cacao (que es donde se encuentran los mayores aportes vegetales cardiosaludables), le da cierta ventaja sobre el chocolate blanco.
Además, un dato muy importante es que todo el mundo sabe que el chocolate negro tiene un sabor especial, agrio, con lo cual poco se debe hacer para variarlo, cosa que no ocurre con el blanco, en donde la proporción de grasas hidrogenadas es bastante mayor, las cuales agregan un sabor más atractivo, pero son más perjudiciales para la salud.
Por el contrario, el chocolate blanco, al llevar más leche, se ve beneficiado por el aumento de proteínas y cierta elevación en su cifra de calcio, aunque, en opinión de este experto, no es lo suficiente como para competir con los valores cardiovasculares del más oscuro de los derivados del cacao.
Los mitos, ¿son ciertos?
Hay pocos acerca del chocolate que lo sean: ni produce adicción, ni se le puede relacionar con la aparición de acné, ni, como ya hemos visto, aumenta el colesterol.
Sí es verdad, en cambio, que su elevado consumo tiene que ver con algún tipo de migraña, debido a las aminas biógenas que contiene. De éstas, la principal es la teobromina que, aunque útil en el tratamiento del asma, es peligrosa para los miembros de nuestra familia que se desplazan a cuatro patas: las mascotas.
Es muy importante que no demos chocolate a nuestros animales, ya que las metilxantinas (familia de la teobromina y la cafeína) son extremadamente tóxicas para nuestras mascotas. Aunque es difícil que causen su muerte, 50 gramos de chocolate por cada kilo de peso del animal pueden ser suficientes para provocarles vómitos, diarrea, hiperactividad y desorientación.
Así, si comemos chocolate (siempre con moderación), tendremos energía, protegeremos nuestro corazón y, ya sea por su contenido químico o por su extraordinario sabor, probablemente, nos encontraremos mucho más felices.
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