No, hoy no tenemos receta. La semana de Pascua ha sido dura y aún tratamos de recuperarnos tras una actividad frenética en la que hemos fallado en nuestro objetivo de visitar todas y cada una de las tabernas, tascas y bares de la ciudad. Somos humanos y a veces nuestro ego extiende cheques que nuestro bolsillo no puede pagar.Hace unas semanas acudimos a uno de los cursos organizado por «Sugar Moments», camaradas del dulce y el azucarillo y grandes apasionadas de esas pequeñas cosas que engrosan el volumen abdominal y la cuenta bancaria del dentista, y como habréis adivinado este va a ser uno de esos artículos con algunas fotos y texto poco práctico. Nuestros macacos redactores siguen de resaca y si les presionamos un poco se cabrean y nos arrojan sus propios excrementos desde la jaula.
Como comentábamos, las Sugar Moments se trajeron de la oreja desde la capital andaluza a dos pesos pesados en repostería creativa y los encerraron durante un fin de semana completo con un montón de gente de enormes ojos vidriosos y palpitantes de ilusión. Israel y Lola de «Oh My Cake» y «La Dulce Vita» tomaron las riendas y dirigieron un taller decorativo de tartas con bordes perfectos, o lo que viene a ser: tartas bien perfiladas y sin celulitis. Sí, eso que nunca conseguís en casa por muchas veces que paséis la paleta a pesar de lo fácil que parece en cada uno de los vídeos de YouTube que veis. Y confirmamos que no se emplea un láser o artes mágicas en contra de todos los rumores que apuntaban lo contrario, sino paciencia y un exquisito bizcocho de chocolate belga y nata (crema de leche) que nos hizo babear hasta la deshidratación y que tuvimos que tirar a la basura cuando nuestro congelador se rebeló en nuestra contra esa misma semana. El karma a veces se manifiesta de forma muy cruel y por eso lo tememos profundamente.