Hace unas semanas acudimos a uno de los cursos organizado por «Sugar Moments», camaradas del dulce y el azucarillo y grandes apasionadas de esas pequeñas cosas que engrosan el volumen abdominal y la cuenta bancaria del dentista, y como habréis adivinado este va a ser uno de esos artículos con algunas fotos y texto poco práctico. Nuestros macacos redactores siguen de resaca y si les presionamos un poco se cabrean y nos arrojan sus propios excrementos desde la jaula.
Como comentábamos, las Sugar Moments se trajeron de la oreja desde la capital andaluza a dos pesos pesados en repostería creativa y los encerraron durante un fin de semana completo con un montón de gente de enormes ojos vidriosos y palpitantes de ilusión. Israel y Lola de «Oh My Cake» y «La Dulce Vita» tomaron las riendas y dirigieron un taller decorativo de tartas con bordes perfectos, o lo que viene a ser: tartas bien perfiladas y sin celulitis. Sí, eso que nunca conseguís en casa por muchas veces que paséis la paleta a pesar de lo fácil que parece en cada uno de los vídeos de YouTube que veis. Y confirmamos que no se emplea un láser o artes mágicas en contra de todos los rumores que apuntaban lo contrario, sino paciencia y un exquisito bizcocho de chocolate belga y nata (crema de leche) que nos hizo babear hasta la deshidratación y que tuvimos que tirar a la basura cuando nuestro congelador se rebeló en nuestra contra esa misma semana. El karma a veces se manifiesta de forma muy cruel y por eso lo tememos profundamente.
El climax llegó con la decoración de una tarta de boda muy otoñal que en ausencia de nombre y haciendo gala de un inigualable derroche de imaginación hemos bautizado como "Cake in the Forest", empleando técnicas muy curiosas como un decapado sobre glasa real para proporcionar un aspecto de madera agrietada, y algunos métodos de modelado y pintura sobre fondant para obtener el aspecto de tronco de madera en el que David el Gnomo mataría por instalar su residencia de verano. El modelado de las flores y complementos con pasta de azúcar, terminaba por detallar una espectacular tarta nupcial que provocaría el estornudo de los alérgicos al polen con solo una mirada fugaz. Porque, maldita sea, incluso esas cositas redondas que parecen flotar etéreamente sobre la superficie, están realmente conseguidas y evocan todo lo que podría evocar una tarde en el bosque.
Qué podemos decir, nos encantó el diseño, mojamos nuestra ropa interior con el bundt cake de zanahoria que nos sirvieron para merendar y disfrutamos de una experiencia enriquecedora y divertida. No, la flor que parece una alcachofa NO es una alcachofa. Nosotros tampoco sabemos qué es pero el karma nos aprieta como un calzoncillo ajustado y no nos atrevemos a conjeturar al respecto.