Una de las bebidas más consumidas en todo el mundo, la cerveza, muestra una amplia variedad a sus amantes. Las tradicionales ale (con levaduras de fermentación alta), lager (de fermentación baja) y las de fermentación espontánea, dan lugar a numerosas variedades: pilsen, negras, de abadía... todas ellas son una delicia en un momento de sed. Los aromas afrutados también forman parte del sabor de esta bebida: las más características son las de tipo lambic.
El origen de la de frutas, y donde se elabora casi de forma exclusiva, es Bélgica, en los alrededores de Bruselas. El sabor tradicional de la cebada se mezcla con los toques de frutas del bosque, melocotón, manzana o plátano.
Una cuidada elaboración
Los diferentes tipos de cerveza pasan por un proceso similar:
En primer lugar, se dejan en remojo los granos de cebada, para su germinación. Para convertirlos en malta, se retira el agua y se tuestan. El trigo no se maltea.
Los diferentes granos se muelen y se mezclan con agua; se obtiene el mosto que más adelante se fermentará.
Se añade el lúpulo y, habitualmente, la levadura, excepto en el caso de la 'lambic', cuya fermentación se produce por la acción de levaduras del ambiente. Éstas transforman los azúcares del mosto en alcohol. Y se produce el gas carbónico que forma parte de esta bebida. De este modo se obtiene la 'lambic', que se puede tomar tras la elaboración. Sin embargo, fundamentalmente se destina a elaborar las cervezas de frutas, después de la refermentación que se lleva a cabo por el azúcar de las piezas escogidas.
Se deja macerar unas seis semanas, para que la bebida adquiera el sabor de la fruta. Asimismo, su color también varía: pasa de los tonos dorados a los rojizos o anaranjados, dependiendo de los ingredientes empleados.
Finalmente, se envasa antes de que comience la oxidación. Esta variedad tiene como ingredientes principales un 70% de cebada y un 30% de trigo.
Tipos de afrutadas
Esta clase de cerveza no se consume de forma habitual, tal vez porque no es tan fácil de encontrar como cualquier 'ale' o 'pilsen', por ejemplo. A la hora del maridaje, está recomendada para acompañar aperitivos o postres.Fabricada por contadas cerveceras belgas, la original es la 'kriek', elaborada con un tipo de cerezas cultivadas en Bélgica, cuyo consumo directo no es muy apreciado, pero sí su uso para bebidas. La 'framboise', también muy típica de la región de Leembek, ciudad que da nombre a este tipo de cerveza, tiene a las frambuesas como ingrediente principal.
Asimismo, el melocotón y el plátano están también extendidos para aromatizar esta bebida. Además se caracterizan por tener menor cantidad de gas y de espuma que otras variedades.
Refrescante y saludable
La cerveza es una de las bebidas más consumidas durante todo el año en todo el mundo. Aunque hemos de tener en cuenta que tiene una proporción de alcohol, posee propiedades muy saludables para el organismo. Su ingrediente principal, la cebada, aporta potasio. Asimismo, en esta bebida de malta encontramos vitaminas del grupo B, como la B1 o tiamina, B2 o riboflavina, B9 o ácido fólico y B12 o cobalamina.También aporta polifenoles, que actúan como antioxidantes, y fibra soluble, que facilita el tránsito intestinal. Aunque siempre se ha pensado que engordaba, se ha demostrado que esto no es cierto: 100 gr aportan sólo 45 kcal. Los responsables del aumento de peso son las grasas de los alimentos que a menudo la acompañan. Por tanto, siempre que se mantenga un consumo moderado, la cerveza de frutas será una opción segura a la hora del aperitivo o incluso para regar una buena comida.