Este cheesecake o tarta de queso que tiembla se hizo muy conocida por su textura suave y temblorosa. Y también por su esponjosidad y el sabor tan rico. Os voy a contar los trucos que hay que seguir para que la tarta os salga perfecta.
Ingredientes:
200 g queso crema
80 g harina
140 g azúcar
6 huevos calibre L
55 g mantequilla
80 ml leche entera
5 ml esencia vainilla
ralladura de medio limón
una cucharada de jugo de limón
pizca de sal
Para decorar: azúcar glas (azúcar impalpable)
Elaboración:
Se precalienta el horno a 160ºC o 320ºF con calor arriba y abajo. Los huevos se separan, las claras de las yemas. Las claras se guardan en el frigorífico hasta que se utilicen. En un cazo se pone la leche, la mantequilla, el queso crema y el azúcar.
Se llevan al fuego y se remueve con unas varillas hasta que el queso y la mantequilla estén derretidas por completo. Cuando se haya obtenido una mezcla homogénea se retira del fuego. Se deja enfriar un poco antes del siguiente paso.
Cuando la mezcla está templada se añaden la esencia de vainilla y la ralladura de limón. También se echan las yemas. Por eso se tiene que enfriar la mezcla. Para poder añadir las yemas. Se remueve con las varillas hasta que estén bien integradas.
Luego se tamiza la harina y se incorpora en esta mezcla. Se apartan de momento. Las claras se sacan del frigorífico y se ponen en un bol grande. Se les pone una pizca de sal y también la cucharada de jugo de limón. Se van a montar las claras al punto de nieve. Bien con unas varillas eléctricas o bien con unas manuales.
Con las varillas manuales se tarda un poco más. Cuando las claras están montadas por la mitad se empieza a añadir poco a poco el azúcar. Se sigue batiendo hasta que las claras estén montadas pero no muy firmes. Al levantar las varillas tienen que formar unos picos blando que se van cayendo. Esa es la textura ideal.
Ahora se coge de las claras unas dos cucharas y es echan sobre las yemas. Se incorpora con movimientos envolventes desde abajo para arriba. De esta manera se introduce aire en la mezcla con las yemas. Se sigue añadiendo de las claras hasta que se las yemas hayan triplicado su volumen.
Es decir que se haya introducido bastante aire en la mezcla. Llegado en este punto se echan las yemas en el bol de las claras. Se remueve con una espátula hasta que las yemas estén totalmente incorporadas en las claras. Se tiene que obtener una mezcla homogénea muy esponjosa.
Se prepara el molde. Yo he utilizado uno desmontable. Le he untado las paredes con mantequilla y en el fondo le he puesto papel de horno. Luego por la parte exterior lo he envuelto muy bien en papel de aluminio. De esta manera no va a entrar agua durante el horneado.
Podéis utilizar también un molde no desmontable. Se unta bien con mantequilla y al fondo se le coloca papel de horno. Las dimensiones de mi molde son de 20 cm de diámetro por 6 cm de alto. Ahora se puede echar la mezcla del cheesecake dentro.
A continuación se pasa un palillo por la mezcla haciendo círculos. De esta manera se saca las burbujas de aire y la mezcla se queda uniforme. Al final se golpea el molde dos veces en la mesa. Se coloca el molde dentro de un recipiente apto para el horno donde se va a echar agua muy caliente.
Tiene que cubrir la tercera parte del molde. Se lleva el cheesecake japonés al horno para 40 minutos. Pasado este tiempo se baja la temperatura a 150ºC o 302ºF y se sigue horneando. De ninguna manera no se tiene que abrir la puerta del horno porque el cheesecake puede bajar enseguida.
Ya que al entrar aire en el horno baja la temperatura. Pasados los 80 minutos de horneado se apaga el horno y se deja el cheesecake dentro con la puerta entre abierta durante 20 minutos. Luego se puede sacar y dejar que enfrié unos 5 minutos dentro del molde.
Si habéis utilizado un molde desmontable podéis sacar con cuidado el anillo. En el caso que vuestro molde no es desmontable tenéis que pasar un cuchillo finito alrededor de las paredes para que el cheesecake salga fácilmente. Se le pone un plato por encima y se le da la vuelta.
Se le quita la parte de abajo del molde (en mi caso) y también el papel. Se le pone otro plato por encima, y se le da la vuelta otra vez. Es aquí donde se va a servir el cheesecake. Opcional por encima se puede decorar con azúcar glas.
Ahora sí se puede cortar un buen trozo y disfrutarlo. Estoy segura que os va a encantar su textura temblorosa y esponjosa, y su sabor increíble.