A estas atractivas cualidades suma una excelente cocina, basada en la riqueza de productos autóctonos como el cerdo, y en la elaboración de guisos calientes que desafían al duro frío charro.
Sabor Ibérico
A lo largo de la provincia se dan cita todo tipo de carnes, todas ellas excelentes. En la ganadería destacamos a la autóctona vaca morucha, criada en ganadería extensiva, en régimen de libertad y alimentada con productos naturales. Estos cuidados tienen luego reflejo en el exquisito sabor de su carne, cuyos solomillos y entrecots rozan lo sublime. El resto de ganaderías nos ofrecen muy buenos corderos y cabritos con los que preparar los asados y cochifritos típicos de la región.
El cerdo criado en la provincia de Salamanca concede algunos de los embutidos con más renombre en los mercados internacionales. Tal es el caso del Jamón de Guijuelo, Denominación de Origen, y cuyo sabor y pureza son conocidos hasta en Japón. Con permiso del jamón, los chorizos reinan en esta cocina, ya sea tomado como embutido o siendo ingrediente de guisos y platos como el Hornazo, deliciosa empanada de huevo duro, lomo de cerdo y chorizo, que se consume casi siempre con motivo de festividades y especialmente el Lunes de Aguas. Una variedad de chorizo es el farinato, que está riquísimo acompañado por un par de huevos fritos y pan.
Toda gastronomía, en su función primitiva de satisfacer las necesidades humanas, está marcada por la influencia climática y por los alimentos de los que dispone la comunidad. De esta manera, en Salamanca abundan platos calientes elaborados con verduras y carnes propias, que la sabiduría de los años ha perfeccionado y enriquecido. A saber, Chanfaina de arroz con carne, Chichas, Lentejas de Armuña, Calderillo Bejarano, Picadillo de Tejares, Patatas Meneas, y los pucheros y potajes comunes en Castilla y León.
Son los salmantinos gente de tapeo, por ello en la ciudad encontramos por doquier bares que ofrecen tentadores y suculentos pinchos. El aperitivo admite casi todas las combinaciones, y así los hay desde los más tradicionales, como un farinato con huevos fritos, a propuestas innovadoras que mezclan salsas y setas. La zona de tapeo por excelencia es el distendido barrio de Van Dick, donde tienes la oportunidad de catar auténticas delicias acompañadas por una buena cerveza.
Al rico dulce salmantino
Salamanca posee tal variedad de dulces, que al viajero no le queda sino rendirse a la tentación. En la ciudad encontraremos varias pastelerías que elaboran los golosos más típicos, cuyas recetas suelen proceder de alguno de sus numerosos conventos. Sobresalen en dulzor los Mazapanes del convento de las Dueñas y los Amarguillos.
Si quieres aprovechar el viaje, una de las cosas que no debes perderte son los quesos. Elaborados con leche de oveja y sometidos a un muy cuidado proceso de maduración, presentan una textura y un gusto que te conquistará.
Y para acompañar estos productos de categoría, nada mejor que regar la comida con un buen vino charro. El vino salmantino procede de dos zonas: los Arribes del Duero, con la variedad Juan García, y la sierra de Salamanca, con la variedad Rufete. Son caldos de agradable sabor que resultan muy adecuados para regar una buena mesa.
La variedad y calidad de esta cocina es acorde a la historia y hermosura de Salamanca, una provincia cuyo legado cultural y cercanía con el viajero te harán sentirte como en casa. Disfruta de los guisos, de la carne y de los dulces, porque en este lugar son de la más alta categoría.
Recetas:
Hornazo
Cordero lechazo asado
Cochinillo asado
Almendras Garrapiñadas
Mazapán
Solomillo de ternera a la naranja
