Hoy os traigo mi versión vegana (y un poco heterodoxa) de este postre de origen libanés que tanto me recuerda al delicioso menjar blanc catalán. Lo tomamos como postre después de una opípara comida repleta de especias e ingredientes contundentes y lo cierto es que agradecimos la delicadeza de su sabor y la ligereza de su textura.
Ingredientes:
1 litro de leche de almendras
50 gramos de azúcar (si la leche es natural 100%, subid la cantidad de azúcar hasta 75 gramos; la mía era endulzada).
2 cucharadas soperas de harina de arroz
2 cucharadas soperas de maizena
1 cucharada sopera de agua de azahar (la receta original lleva agua de rosas)
100 gramos de almendras molidas
Preparación:
Del litro de leche de almendras hay que separar un vaso. El resto se lleva a ebullición junto con el azúcar a fuego medio-bajo. Mientras se calienta, añadimos al vaso de leche que hemos separado la harina de arroz y la maicena y mezclamos muy bien hasta que no quede ningún grumo. Cuando la leche con azúcar que tenemos al fuego esté a punto de hervir, añadimos el contenido del vaso y removemos sin parar a fuego lento. Cuando veamos que va cogiendo consistencia y empieza a espesar, es el momento de añadir las almendras y el agua de azahar, sin dejar nunca de remover. El postre está listo cuando haya espesado lo suficiente, adquiriendo la textura de unas natillas. Entonces apagamos el fuego y lo vertemos en unos recipientes individuales y lo dejamos enfríar al menos una hora. Antes de servir espolvoreamos con canela o con almendras fileteadas.
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