Tweet
Esta semana vamos a inaugurar la sección dedicada a postres tradicionales, esos de toda la vida que nos recuerdan momentos de la infancia.
Todavía hoy, cuando hago caramelo, o vuelvo a casa después de haberlo hecho y aún huele nada más abrir la puerta, la memoria me hace un flash back y recuerdo cuando regresaba del cole y al entrar en el portal toda la escalera olía a caramelo. Tocaba flan, seguro, y me encantaba. Es uno de los pocos postres que hacía mi madre, ella no es muy de repostería, aunque cocina de maravilla.
Pues eso es lo que me gustaría que pudiésemos sentir aquí. No podremos oler, pero sí recordar. ¿No tenéis el recuerdo de algún momento en el que siendo niños lo asociéis con uno de esos postres?.
Las tardes de chocolate con churros, los pasteles que nos compraban los abuelos, los flanes que nos hacían con huevo y corteza de limón infusionada en la leche las madres y abuelas y la tarta de chocolate y galleta que se hacía en tantas y tantas casas.
Esta va a ser nuestra zona nostálgica, la que nos lleve a otros momentos en los que no teníamos que preocuparnos por el euríbor, el pago de impuestos o llegar a fin de mes haciendo una cabriola tras otra con el presupuesto familiar. En esa época nuestra preocupación era entregar los deberes del día siguiente bien hechos y en un folio bien limpito y presentable.
Sin más dilación declaro inaugurada nuestra zona “Cuéntame”.
Natillas con merengue italiano
Ingredientes
Para las natillas
1 litro de leche
1 palito de canela
6 yemas de huevo
150 grs. de azúcar
1 cucharada de maicena
Para el merengue italiano
4 claras de huevo
1 cucharadita de zumo de limón
3 cucharadas de agua
200 grs. de azúcar
Preparación
En un cazo, ponemos a hervir la leche con la canela. Mientras, batimos con la varilla (mejor con batidora o robot) las yemas junto al azúcar y la maicena, hasta que tengamos una mezcla homogénea. Es decir, llevamos a blanquear.
Retiramos la leche cuando hierva, colamos para retirar la canela y los restos que haya dejado y vamos vertiendo poco a poco en la mezcla de las yemas sin dejar de batir.
Devolvemos la mezcla al cazo y continuamos removiendo constantemente a mano con la varilla o con cuchara de madera, hasta que espese.
Repartimos en cuencos individuales o ponemos sobre una fuente.
Para el merengue, ponemos las claras en el bol del robot o de la batidora junto con el zumo de limón y montamos hasta llegar a un punto medio. No hay que llegar a montar del todo.
Ponemos al fuego el agua junto con el azúcar, se irá disolviendo y controlaremos la temperatura con un termómetro vigilando que no exceda de los 130ºC.
Retiramos del fuego y volvemos a poner en marcha el robot. Vamos echando casi en hilo y por la pared del bol, para que no se cocinen las claras, el almíbar, muy despacito y dejamos que continúe montándose hasta que al tocar el bol notemos que no tiene mucho calor y el merengue ya esté bien firme y brillante.
En una manga pastelera metemos el merengue y con una boquilla rizada lo ponemos sobre las natillas frías.
Las fotos del paso a paso se corresponden con una cantidad algo menor de la que os pongo en los ingredientes, pero la elaboración es la misma.
Las natillas pueden servirse también sin merengue, solas o con azúcar moreno tostado por encima o con nata montada. Podéis ponerlas como más os apetezca. Yo aproveché para estrenar mi soplete, que ya tenía ganas.
Tweet