No son iguales, pero igualmente deliciosos. Hoy quiero compartir con vosotros una forma más ligera de tomar uno de los finger food –bocados con la mano- que nos encantan, los tacos. Una versión en la que las tortillas de harina de maíz del platillo mexicano se reemplazan por hojas de cogollo de lechuga.
Comer sano es fácil. ¿A quién le sigue costando? ¿Quién ve la lechuga como algo abominable? Hay que cambiar el chip. Aquí tenéis una forma muy atractiva de comer lechuga, además permite prescindir de la base más calórica del taco mientras se sigue disfrutando del mismo concepto y del placer de comer con los dedos. Crujiente, divertido, saludable y rico. Porque comer sano es cada vez más fácil.
Vamos con la receta y manteneos atentos, porque el secreto está en la salsa
Ingredientes para 4 personas
Para la salsa:
Un puñado de arándanos frescos
Un chile chipotle en adobo
Unas 3-4 cucharadas de leche evaporada
NOTA: Hoy en día no es difícil encontrar latas de chiles chipotles adobados. En las grandes superficies o en tiendas latinas especializadas los venden de marcas como La Costeña, San Marcos o Goya. La verdad que yo he sido muy afortunada y he usado una de lata de chiles que mi amigo Tomás, autor del Blog El Saber Culinario, me trajo de su reciente estancia en México. Este chile tiene un sabor picante y ahumado y el adobo es una salsa a base de tomate y hierbas, por lo que si no lo encontráis lo podéis sustituir por media cucharadita de pimentón picante ahumado y una de tomate concentrado.
Para los tacos:
3-4 cogollos de lechuga
4 rodajas de piña troceadas
Una cebolla pequeña picada
2 rábanos laminados finamente
Medio pimiento rojo picado
Hojas de hierbabuena o menta picadas.
2 pechugas de pollo cortadas en taquitos
Salsa de soja
Aceite de oliva virgen extra
Pimienta negra molida
Modo de preparación
1. Preparamos la salsa batiendo todos los ingredientes.
2. Separamos las hojas de los cogollos, las lavamos y escurrimos bien.
3. Preparamos los vegetales y las hojas frescas y las reservamos en cuencos o pequeños recipientes para sacar a la mesa.
4. Sofreímos el pollo en una sartén con un poco de aceite de oliva, cuando esté prácticamente dorado incorporamos un poco de salsa de soja y pimienta negra molida.
NOTA: Si dispones de tiempo marina previamente los taquitos de pollo en salsa de soja y zumo de piña. Con unas dos horas es suficiente para que tomen sabor y queden más jugosas.
5. Presentación: montamos los tacos a nuestro gusto, disponiendo el pollo, los vegetales y las hojas frescas sobre la lechuga. Rematamos con una buena cucharada de salsa, lo pillamos bien con las manos y ¡mordisco al canto!
¡A gozar!
¿Qué es qué? Leche, leche evaporada, leche en polvo y leche condensada.
La leche evaporada es leche de vaca a la que se le ha retirado aproximadamente un 60% de su contenido en agua. Es, por tanto, muy nutritiva ya que en poco volumen contiene todos los nutrientes de la leche de una forma concentrada.
Desde un punto de vista culinario, podríamos decir que se trata de una reducción de leche, mientras que bromatológicamente su nombre correcto es leche parcialmente evaporada o semi-evaporada puesto que se le ha quitado el agua parcialmente (no en su totalidad, como en la leche en polvo).
Cuando a esta leche parcialmente evaporada se le adiciona azúcar se obtiene la leche condensada.
Leche evaporada, un saludable reemplazo de la nata.
La leche evaporada tiene una textura más densa que la leche normal, un color más amarillento y es muy aromática. Por ello, puede ser un sustituto a la nata y de una forma más saludable dar cremosidad a salsas y cremas, jugosidad a bizcochos, etc., sin incorporar tanta grasa como la nata y con una gran riqueza en proteínas de calidad y en valiosos minerales como calcio, fósforo, potasio, magnesio. No podemos usar la leche evaporada para montar, ni puede sustituir a la nata en numerosas preparaciones, pero hay otras muchas en las que sí que podemos acordarnos de ella y convertirla en un sustituto más saludable a la nata.
La leche evaporada tiene un porcentaje de grasa que ronda el 6 % y, aunque variable, el porcentaje de grasa de la nata que solemos emplear para cocinar suele ser del 18 %. Ya sabéis que si dejamos reposar la leche de vaca aparece espontáneamente en su superficie la capa de nata. Por reposo o por centrifugación (como se hace industrialmente) el resultado es leche desnatada y una emulsión de grasa en agua (suero lácteo), como es fisicoquímicamente la nata.
Pero además de restar grasa y sumar otros valiosos nutrientes, otra ventaja es que podemos tener un brik de leche evaporada en nuestra despensa durante meses, mientras que la nata es un producto mucho más perecedero que necesita refrigeración. Después de retirar su agua parcialmente, la leche evaporada es sometida a un tratamiento de esterilización que destruye totalmente los microorganismos patógenos de la leche y de sus esporas. De ahí que sea un producto de larga conservación.
Espero que hayáis aprendido un poquito sobre la leche y sus derivados
¡Os espero en más entradas del Blog!