ESCUCHANDO AL VIENTO

Norma Alasia

“¿Qué oímos realmente cuando oímos el viento? Si caminas desde una madera a un campo abierto, el sonido cambia, aunque es el mismo viento soplando sobre ambos. Un pino en invierno, lejos de la costa hace que el viento se comporte como un mar enojado; mientras que golpeando contra su vecino, un abedul desnudo, hace un sonido similar a una ráfaga tan suave como los platillos de un baterista de jazz.” Tim Dee (*), miércoles 12 de abril de 2017.

Acostumbro a dar una ojeada a la sección cultura del periódico británico The Guardian cada mañana simplemente porque me gusta y muchas veces me encuentro con notas como El hombre que entrevistó al viento. Es ahí cuando recuerdo por qué lo hago, porque leo algo diferente. Hay que buscar, es cierto, pero como se suele decir: “el que busca encuentra”. También debo reconocer que esta maravillosa y soleada mañana de primavera entró por la ventana de mi habitación dándome los buenos días como una brisa fresca e intensa e influyó notablemente en mi ánimo.

Tim Dee, autor de la nota que hoy llamó mi atención, productor de radio con 27 años de experiencia, observador de aves y devoto (como él mismo dice) de la Rycote Windjammer, una funda o cubierta para micrófonos “mitad perro peludo y mitad oruga peluda”, cuenta su experiencia en un programa que será transmitido por la BBC4 el 12 de abril a las 07.30 p.m. hora local.

Con la finalidad de capturar el espíritu del viento Dee viajó hasta The Wash, uno de los estuarios más grande del Reino Unido, ubicado en la costa oriental de Inglaterra.

El periodista cuenta su experiencia trabajando para la BBC y dice que en su primer día de instrucción para la radio, después de indicarles dónde tener el micrófono, les dijeron a sus compañeros y a él que tenían que evitar el viento. Pero a pesar de esto él siempre prefirió grabar al aire libre porque “el aire fresco oxigena y anima la mayoría de las conversaciones”, mucho más que el odioso aire acondicionado.

Dee siente que el viento verdadero está pidiendo ser escuchado. Al final de una entrevista, a menudo se alejaba del sitio donde se encontraba con el espíritu de capturar un minuto de viento.  Porque “volviendo a grabar un minuto de viento me permite experimentar el lugar más allá de la conversación humana. En días buenos, en lugares buenos, puedo sentirme unido al paisaje. Es el viento el que me lleva allí”.

“Como envejecí, aunque me gustaron la mayoría de las personas con las que hablé, me volví cada vez más interesado en escuchar el sonido del mundo después de habernos callado. Esto significa ir tras la pista salvaje, la canción de la Tierra por sí misma -viento, sobre todo, puro viento-.” Y es éste el espíritu que lo llevó a realizar un original documental que promete.

Es bueno leer en el periódico, por la mañana bien temprano, una nota como El hombre que entrevistó al viento.

(*) Tim Dee, además de ser productor de radio y un experto observador de aves, es un naturalista autor del libro The Running Sky y colaborador esporádico en el periódico The Guardian.

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