La lata de cerveza llevaba mucho más que dos meses en casa, tantos como hace que salió el libro de "El rincón de Bea".
Aborrezco la cerveza, tanto negra como rubia, pero tenía muchísimas ganas de probar este bizcocho porque siempre leo que no sabe a cerveza. Pero me decepcionó: ¡ a mi si me sabe a cerveza! Llamarme rarita o lo que queráis, pero sobre todo al primer bocado, no me gusta nada el sabor que deja. Luego no tanto, pero vamos, que no me gustó mucho, la verdad.
Casi siempre suelo dividir las cantidades para no hacerlos tan grandes porque solo somos dos, pero precisamente con éste no lo hice. Aunque a Juan le gustó más que a mi (no le sabe a cerveza, claro que a él si que le gusta) no fuimos capaces de acabarlo.
INGREDIENTES:
250 gr. de mantequilla
300 gr. de azúcar
2 huevos XL
280 gr. de harina
1 1/2 cucharaditas de bicarbonato
3/4 cucharadita de sal
180 ml. de creme fraiche
235 ml. de cerveza negra guinnes
50 gr. de cacao en polvo
PREPARACIÓN:
En un cazo a fuego lento poner la mantequilla y la cerveza. Cuando rompa a hervir retirar del fuego y añadir el caco en polvo. Batir hasta que esté disuelto y sin grumos. Dejar enfriar.
Precalentar el horno a 175º.
Tamizar la harina con el bicarbonato y sal. Reservar.
Batir los huevos, el azúcar y la nata (crema de leche) hasta que esté integrado. Añadir la mezcla de cacao enfriada y batir hasta que esté uniforme.
Incorporar la harina en dos veces, batiendo solo lo necesario hasta que no queden restos.
Volcar en el molde engrasado y hornear unos 35-40 minutos, hasta que el palito salga limpio.
Dejar enfriar 10 minutos sobre una rejilla dentro del molde y luego desmoldar boca abajo. (Con cuidado, no os vaya pasar como a mi que casi me lo cargo, jeje)
Intentaré darle otra oportunidad en forma de tarta, cupcakes...