En esta ocasión os presento una receta realizada por error.
Sacamos del congelador una bolsa, pensando que eran filetes y resultó que eran costillas de cerdo troceadas, como supondréis esto no es la primera vez que me ocurre, ni la última, os lo aseguro.
Habitualmente con las costillas troceadas, suelo hacer un estofado con patatas, pero en esta ocasión quise hacer algo diferente.
Además de realizar la cocción en olla de barro.
Ingredientes (2 personas):
250 g de costillas de cerdo troceadas
250 g de habas baby congeladas
1 cebolla
1 vaso de vino blanco
1/2 pastilla de concentrado de carne
Aceite de oliva
Sal
Preparación:
Aunque la realización de un guiso, para muchas personas, con las habituales prisas de esta sociedad en la cual vivimos (o sobrevivimos), les parece algo del pasado y que se tarda una eternidad, la realidad no es así.
Si en lugar de cocinarlo en una olla de barro, utilizáis la olla exprés, en un rato estaría listo el guiso, pero si tenemos un rato libre, a fuego lento o medio y el barro, dan mejor sabor a la comida y además se controla mejor el punto de cocción.
Para utilizar utensilios de barro, tenéis que saber que siempre como muy fuerte el fuego debe estar a media potencia, menos si estrenamos el utensilio, puesto que con altas temperaturas se nos raja, puesto que cuando los compramos no están terminados de cocerse.
Bueno, dejémonos de palabrería y pasemos a la receta.
Colocamos la olla al fuego a media potencia, añadiéndole un generoso chorro de aceite.
Pelamos y troceamos en juliana la cebolla, añadiéndola a la olla, salándola para ayudarle a sudar.
Cuando la cebolla empiece a estar transparente, añadimos las costillas troceaditas y las doramos.
Añadimos las habas y les damos unas vueltas, para que se mezclen los sabores.
Bañamos con el vaso de vino, damos unas vueltas más, para que el alcohol se evapore.
Cubrimos con agua y agregamos la media pastilla de concentrado de carne.
Dejamos hervir hasta que la carne y las habas estén tiernas, si no tenéis prisa, cuando comiencen a hervir bajar un poco el fuego, que se hagan sin prisas.
Servir calentito.