Yo no había nacido aún, cuando Casa RAFA, abrió sus puertas en 1958, ya han cumplido sesenta años de actividad, de historia, de extraordinarias sobremesas y muchas, son las manos que han pasado por sus mesas. Increíble pero cierto. RAFA Restaurante.
Empezaron con chaquetilla blanca y corbata negra, el sector de hostelería, les daría cobijo. En poco más de tres años, los hermanos Andrés, abrieron aquel establecimiento donde se vendían vinos y bebidas alcohólicas.
Sus clientes más fieles, intelectuales y tertulianos, fueron, quienes les empujaron a crecer en sus propuestas gastronómicas, hasta se animaron con los productos del mar. Para ello, recorrieron los puertos de nuestro país, y así, acercar el mejor PRODUCTO y de la máxima CALIDAD, a los que hacían de su existencia.
Antes, alimentarían los paladares de amigos y clientes, sus compañeros de vida. Con una de sus creaciones más apetitosas, sin darse cuenta, se convertiría en su mejor embajadora, la Ensaladilla Rusa. Posiblemente sea una de las más longevas y mejores de Madrid.
Además de su ensaladilla rusa, añadieron a su carta, las mejores chacinas, curiosamente también llevan nombre propio. Concentraron todo su esfuerzo y se especializaron en Mariscos, Carnes y Pescados.
Con el paso de la vida, Rafa y Rodrigo, fueron despojándose de sus chaquetillas blancas y corbatas negras, para pasar el testigo a la siguiente generación. Hoy Rafa y Miguel Ángel, siguen siendo los pilares fundamentales de un clásico, pero cada vez más renovado restaurante.
En este segmento, no son muchos los que han perdurado tanto tiempo, y es aquí, donde hago una pequeña pausa, para reconocer su extraordinaria profesionalidad y honestidad gastronómica.
Aún, perduran su original puerta de entrada, el piso de mármol verde y la barra de madera, para adentrarte en un afinado y elegante espacio de manteles blancos, cuadros abstractos sobre fondos oscuros y techos de color café. Sus paredes, han sufrido la mutación del blanco, a una extensa vegetación decorada a carboncillo.
Repartido en dos plantas (privados incluidos), tienen capacidad para 120 comensales, además, de una cuidada terraza.
Nada más poner Las Manos en la Mesa, nos dimos cuenta que tendríamos una magnífica experiencia gastronómica.
Disponen de carta en barra, ideal para la práctica de un -pica-pica-, y carta de restaurante. Compuesta de entrantes, pescados y mariscos, carnes y postres, sin olvidarnos de las sugerencias del día. Me encanta encontrarme la posibilidad de pedir medias raciones, de tal forma, que te puedes confeccionar el menú a tu medida, y así probar más propuestas.
Esto fue lo que pedimos, y ahora, lo comparto contigo. Antes de comenzar, permíteme que insista, todos, todos, todos los platos que probamos, alcanzaron el sobresaliente, increíble pero cierto.
Una receta sencilla, pero sabrosa, nunca una pechuga de pollo había dado para tanto.
De textura firme, duritos, enteros, de sabor suave y perfecto equilibrio de aliño. Qué ricos!!
La sensación a la vista, es de un color intenso a rosa frambuesa, de ribetes rosados y tonos cobrizos.
Intenso en nariz, frutos rojos (grosellas, fresas y frambuesas). En Boca es rotundo a su paso, muy fresco, de burbuja crujiente, con ligeras notas amargas al final del viaje. Me Mola Mucho este Rosé.
La elabora con una buena selección de sus ingredientes: patatas, huevos, zanahorias y guisantes, -sin más na-. Se liga con una clarita mayonesa casera, muy suave y rica.
Esta propuesta es tremendamente adictiva, tendría que venir con una nota: “se debe consumir con moderación”. Hay que probarla, te cambiará algún código. Es un bokado fabuloso, sin duda dejará registro en tu hipotálamo.
Dejará en tu paladar un fino y delicado velo con sabor a mar, menudo capricho tiene la Sra. Embajadora.
Uno de los secretos de esta deliciosa propuesta, es la cantidad que elaboran a diario, vienen a hacer entorno a los 10 kilos y fines de semana llegan a 15 kg. No se guarda nada, si sobra, que no es fácil, el personal se la lleva a casa para disfrutarla en familia.
De calibre grande, frescas, limpias, con aceite y un picado de ajo-perejil. Autentico delicatessen, si la carne está bien rica, el caldito que sueltan en su cocción se vuelve pecaminoso. Mojar pan sin parar, hasta la última gota.
Este no es Bogavante cualquiera, su origen es cántabro, los cuecen a diario, limpian, y trocean, para descansar sobre una vinagreta de cebolleta, pimientos rojos y verdes. Se adereza con un vinagre de manzana y aceite de oliva sin ser muy potente. Tiempo y listo para degustar.
Fresco en boca, sabroso, de aliño persistente, perfectamente equilibrado en su conjunto, -no querrás que pase-, saboréalo lentamente, antes de que se vaya. Siempre te quedará el jugo un poquito más de pan, por favor!!
De los lomos del rape limpios, se rellenan de espárragos verdes cocidos previamente, y hacen una especie de “rulo”, antes de pasar a la fase de congelación. Finalmente, los cortan en trozos y rebozan en una tempura.
Una combinación simpáticamente sabrosa, sencilla, pero gustosa. Para darle un poco de “punch”, derraman una mayonesa ligeramente picante y unas semillas de sésamo.
Se acompaña con unas verduritas que saltean con aceite de oliva, sésamo y soja. Bokados para repetir. Un acierto @cortafuegos!! ¿Lo podrás hacer en casa?
Fijaros en la imagen, mejor que muchas palabras, solo te digo que no dejes de probarlo, es cautivador. Cada pedacito, te sabrá aún mejor que el anterior. Enjoy!!
Al jugo que desprende la propia carne, le incorporan un chorrito de vinagre de vino y vino blanco para terminar de ligar y salpimentar. Antes de emplatar, vuelven a incorporar la carne. Y así llega a la mesa, junto a unas patatas fritas cortadas a mano, a veces verduras o patatas “a lo pobre”.
Estos Dados de Solomillo a lo “paleto”, como les llaman, lleva en la carta cerca de cuarenta años y les auguro otros tantos, al menos… Los pedacitos se deshacen en la boca, extra de sabrosos, tiernos y jugosos. Divinos!!
Su textura se asemeja a un puding, ligeramente dulce, con la personalidad que confiere el manchego. Diferentemente rica!!
Parece increíble pero cierto, el servicio ha superado las expectativas. Aprovechamos para felicitar a Jhony, por su profesionalidad, pendiente absolutamente de todo. Enhorabuena a Juan José Fernández (Jefe de Sala) y por supuesto a Francisco López (Jefe de Cocina), quién pone sus manos en la masa.
Rafa y Miguel Ángel, estamos encantados, nos habéis acompañado durante todo el camino de vuelta a casa, recordando -una a una- las propuestas que hemos degustado. Gracias por hacernos más felices.
Volveremos a poner Las Manos en la Mesa, en cualquier ocasión que se nos presente.
RAFA Restaurante (enlace web)
Dirección: Calle de Narváez, 68, 28009 Madrid
Teléfono: 915 73 10 87