INGREDIENTES (12 moldes)
Un bote de Nutella (400 grs)
90 grs de harina (o de trigo o de arroz)
3 huevos
1 cucharadita de Levadura Royal
Gotas de chocolate o perlas
12 moldes para magdalenas
Duración: 30 minutos.
Bueno, hace tiempo que no mimo el blog así que vamos a recuperar el tiempo perdido. Despacio, sin prisa, a cine lento... En esta ocasión la cosa se pone dulce. No soy una persona especialmente golosa pero sé que el resto de la humanidad sí lo es. De ahí que me haya dejado caer por mi vertiente repostera (que es escasilla, la pobre) y me lanzo a preparar unas espectaculares magdalenas de Nutella. Para los amantes del chocolate es toda una tentación. Nos ponemos, que esta es fácil y rápida de hacer.
Vamos precalentando el horno unos 180º con calor arriba y abajo.
Echamos todos los ingredientes (salvo las perlas o gotas de chocolate) en la Thermomix, velocidad 5, duración 1 minuto. En caso de no tener la bendita máquina, bastará con colocarlos en un vaso de batidora y empezar a batir bien hasta que se mezclen bien todos los ingredientes.
Añadimos las gotas de chocolate y mezclamos con una espátula. NOTA: Para un uso más cómodo es recomendable verter la mezcla en una manga pastelera. Así resultará más fácil rellenar los moldes sin armar un caos en la cocina.
Vamos rellenando cada molde y colocando más gotas de chocolate por encima. No hay que cubrir el molde entero, más o menos 3/4 partes, que luego suben. No mucho, pero suben.
Horneamos durante unos 20 minutos.
Y listas para devorar. Toda una tentación chocolateada hasta los topes para los paladares más dulces. ¡Que aproveche, hitchcookianos!
Película ideal para degustar este plato
LAURA
("Laura" de Otto Preminger - 1944)
Así, a bote pronto, suena tal vez raro este reflejo cinematográfico. Pero mi atolondrada mente lo tenía claro desde el principio. Visto el aspecto oscuro de la receta, había que tirar por la corriente de "film noir" (o cine negro). Y visto que se habla de tentaciones, de objetos del deseo, había que mirar hacia una de las joyas de la corona del género. Ni más ni menos que Laura. Todo un referente sobre obsesiones, amores peligrosos y femmes fatales tan dulces de cara como manipuladoras de espíritu.
Esta maravilla del séptimo arte corre a cargo de un titán de la dirección, el vienés Otto Preminger (en su saca hay diamantes como Anatomía de un asesinato, Cara de ángel o Tempestad sobre Washington) Artesano de la cámara, director implacable, en Laura logra una sutileza y perfección narrativa al alcance de muy pocos. Coge todos los ingredientes del género - diálogos ácidos, perversas intenciones, personajes desahuciados de la vida, giros sorprendentes de guión - y teje un milimétrico ejercicio de falsas apariencias y amores obsesivos, bajo el aspecto de un thriller policíaco. Un elenco de personajes masculinos se verán envueltos en una trama que desemboca en el mismo fin para todos: su pasión por ese "fantasma" de Laura, por esa mujer muerta, por ese cuadro de ella mirándoles desafiante... Retándoles a descubrir el gran misterio que encierra.
Nuestra receta se basa en la tentación que suponen unas magdalenas de Nutella. En ese punto nos topamos con la figura de Laura, en primer plano (según la foto), protagonista indiscutible de la historia (tanto en ausencia como en presencia). Ella es el deseo, la sensualidad, el chocolate por el que se derriten los hombres. La magdalena más ansiada.
Tras ella emergen el resto de ingredientes-personajes. El fascinado detective privado (Dana Andrews), el charlatán periodista de sociedad (maravilloso Clifton Webb), el débil playboy (Vincent Price) o su maquiavélica tía (Judith Anderson, aquella que fuera ama de llaves de Rebecca) simbolizan a ese resto de magdalenas que se posicionan tras la gran protagonista. Seres que se mueven por distintos impulsos (pasión, envidia, codicia...) pero que persiguen el mismo objetivo: el ideal de Laura. Una bella mujer capaz de hechizar desde la mismísima ultratumba... o desde el horno.
Con todo ello se sonsaca que nuestras magdalenas tienen el toque del cine negro (la Nutella), el elemento claramente dulce que cinematográficamente es el bello rostro de Gene Tierney (Laura), el misterio que encierra en su interior (las perlas de chocolate) y un proceso de horneado que supone la lenta investigación criminal, donde cada descubrimiento hace crecer la interesante trama, o ya puestos, la espectacular magdalena...