A partir de ahora os dejaré algunas recetas como la que hoy os traigo; por si como a mí, os encantan las masas esponjosas, tiernas y con ingredientes de toda la vida, sin grandes extravagancias, pero de esas que os las comeríais hasta crudas.
La primera vez que probé unas magdalenas integrales fue durante la Crisis de la Dieta del Moflete, sí, hace dos años.
¿Me decís que no conocéis la dieta? Será que no sois tan mofletudas como lo era yo entonces. La dieta, por supuesto, es de la invención de este ilustrísimo blogger. Tenía yo por aquel entonces algún complejo más que ahora, si es que no se ha igualado la lista con el tiempo (quítate un complejo Adrián, que cogerás otro pronto) y uno de esos complejos era el tamaño desmesurado de mis mofletes. El problema radicaba en lo lesionada que dejaba la cara de la gente al dar un beso rápido. Suerte que tenía cerca cremas antiinflamatorias para dejarles.
Qué vigorosidad, qué fuerza imponente tenían mis mofletes. Total, que para ahorrarme denuncias por violencia, tuve que pensar seriamente en ponerme a dieta y durante esa dieta descubrí estas magdalenas. Vale, sí, esa dieta no duró mucho... de la magdalena integral, me fui a la de chocolate, de la de chocolate a cupcake de limón y de ahí ya al muffin XL (¡no me juzguéis!).
Por aquél entonces, mi madre me traía al volver del trabajo algún dulce de una panadería cercana (ahora, de cara al publico, digo que lo he dejado) y el primer día de dieta me trajo estas magdalenas que descubrió por casualidad. No, ahora no os pongáis a la dieta de la Magdalena, ¡¡¡¡NO!!!! Engordar, algo engordan (tristemente) y mucho más que la verdura (que ya os estoy viendo tachándola de la lista), así que dejad los bolígrafos quietos, detened el impulso de vuestras manos hambrientas y apuntaos la receta, sí, pero en una esquinita, para hacerla algún día que tengáis capricho de dulce pero no os apetezca ganar alguna talla.
Ahí va la receta:
(adaptada del libro Bollería de Xavier Barriga)
Cantidad: 12 magdalenas
Dificultat: fácil
A destacar: el reposo de la masa es muy importante, ya veréis que ganará consistencia y esto ayuda al copete y a la esponjosidad de la masa.
125 gramos de huevo (unos dos huevos L aprox.)
175 gramos de azúcar moreno
60ml de leche desnatada
190ml de aceite de oliva
210 gr de Harina de espelta integral (yo la compré en una tienda online porque no la vi en ningún supermercado) Si no la encontráis, podéis usar harina integral a secas.
7 gramos de levadura química o polvo de hornear
Una pizca de sal
ralladura de un limón
1/4 cucharadita de vainilla en pasta o extracto
1/4 cucharadita de canela
Semillas de sésamo o ajonjolí para decorar
1. Batimos los huevos y el azúcar a velocidad media hasta que aumenten un poco su volumen. Me encanta el color caramelo que adquiere la mezcla, me la comería toa toíta toa a cucharadas.
2. Bajad la velocidad al mínimo, sin dejar de batir, y añadid la leche.
3. A la misma velocidad, añadid el aceite. Intentad usar uno suave pues sino serán magdalenas de aceite, más que integrales.
4. A parte, tamizad la harina integral de espelta con la levadura. Añadid la sal y la rayadura de limón.
5. Incorporad los ingredientes sólidos anteriores a la mezcla de líquidos, de cucharada en cucharada y batiendo a velocidad mínima. Antes de añadir las 3 últimas cucharadas, parad la amasadora y acabad de batir con una espátula o una cuchara para evitar el exceso de batido de la masa.
6. Ahora podéis añadirle alguna esencia si gustáis: canela, vainilla, naranja, más limón, más limón y otra vez más limón y lo que queráis (a ver, lavavajillas no, eso dejémoslo para otra ocasión).
7. Tapamos el bol con un paño y dejamos la masa reposar en la nevera de 2 a 24 horas, así conseguiremos que nuestras magdalenas adquieran el característico y distintivo copete.
8. Una vez la masa ya haya reposado, precalentamos el horno a 250º durante unos 10 minutos.
9. Colocamos la masa en las cápsulas de papel, llenándolas un poco más de 3/4 y ayudándonos con una cuchara de helado.
10. Introducimos el molde en el horno y bajamos la temperatura a 210º. Horneamos de 14 a 16 minutos.
No dejéis de hacerlas, yo las he encontrado incluso más buenas que las normales. Me encanta la combinación de canela, limón, vainilla y ajonjolí.
Espero que os haya gustado.
PD: Os tengo muy abandonados, lo sé, y lo siento, pero parece que mi pierna rebelde ha vuelto a presentar batalla. Desde aquí mando un saludo agradable a quien me esté haciendo budú.
Un beso y ¡hasta pronto!
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