Si conociéramos la historia y el origen de los panes, les tendríamos más respeto y, entonces, elegiríamos los mejores para cada temporada del año; siempre, con ingredientes de calidad (los empacados del súpermercado no cuentan, ¿ok?)
Es que en estos días que me di a la tarea de hacer una receta de mantecadas que me encanta, no pude evitar buscar su historia; conocer su origen. Y no porque las quisiera hacer como en aquél entonces, ni lo intento, pero sí -al menos- para encontrar su esencia...aunque terminen siendo totalmente diferentes, ¡jaja!
Hay quien les llama muffins, panquecitos, cupcakes, quequitos, bollos, y es válido hasta cierto punto -aunque cada uno tiene sus particularidades-, porque también hay infinidad de recetas que terminan siendo muy parecidas. Sin embargo en México, es tradición llamarle "mantecada" a esos panquecitos con papelito rojo, cuya característica es, justamente, ser "mantecoso".
Lo cierto es que siendo estrictos, nuestra mantecada mexicana le debe mucho a la original de Astorga, "un producto de pastelería resultante de hornear una masa batida compuesta de harina de trigo floja, huevo de gallina, mantequilla de vaca, manteca de cerdo y azúcares".
Sí, la mantecada de Astorga tiene denominación de origen y debe cumplir ciertas características para hacerla y, en México, no se siguen taaanto; no las mismas. Aunque, como les digo, nunca faltará un pan que se le parezca. Y por si se animan, les dejo la versión "oficial".
Imagen tomada de gastronosfera.com
La verdad es que ahora, hay que agradecer tantas facilidades y opciones que tenemos, así que si no tienen tiempo de batir como por una hora y todo lo demás... esta receta les va a gustar tanto como a mi hija.
Estas mantecadas no son tan mantecosas, pero sí sabrosas. Las he llamado "versátiles" porque pueden cubrirlas o decorarlas con una gran variedad de cosas: pasitas, chispas de chocolate, nueces, manzanas, frutos rojos, agregarles ralladura de limón o naranja, espolvorearles azúcar o no... en fin, permiten mucha creatividad. ¡Ah, sí! y por supuesto, son más sencillas de hacer de lo que imaginan.
Ingredientes:
Para 12 piezas de tamaño normal o 6 grandes.
185 gramos de harina (yo usé de espelta)
100 gramos de azúcar de coco (puedes usar hasta 120 gramos)
4 gramos de polvo para hornear (8 gramos a nivel del mar)
150 gr de aceite de aguacate
65 ml. de leche (yo he usado de vaca y de almendra)
1 cucharada de miel de maple (puedes usar de abeja, sólo que a mí no me gusta hornearla)
2 huevos
pizca de sal
1 cucharada de extracto de vainilla.
Opcional: ralladura de naranja o de limón, en lugar de vainilla.
Para decorar o colocar encima: chispas de chocolate, pasitas, nueces, láminas de manzana.
Cómo hacer:
Batir ligeramente huevos con azúcar, leche, miel y pizca de sal.
Agregar polvos cernidos y mezclar sin sobrebatir.
Añadir el aceite en forma de "hilo", y mezclar a incoporar.
Cubrir la mezcla con film (al contacto) y refrigerar una noche o mínimo 3 horas.
Preparar molde para hornear con capacillos y precalentar horno a 175-180°C
Vaciar mezcla en moldes y espolvorear encima las chispas, nueces o pasas (también puedes incluirlas en la mezcla, cuando agregues los polvos y harinas.
Hornear ´por 20-25 minutos, o hasta que al insertar un palillo en el centro salga limpio.
Sacar del horno, dejar enfriar unos minutos antes de desmoldar para que enfríen por completo.