Después de la tanda de collejas que me llevé en la entrada anterior, he decidido, para ganar puntos, celebrar San Valentín, pero que conste que no lo he hecho nunca. Mi queridísima lleva toda la semana dándome la lata con San Valentín, dale que te pego: "He soñado que me regalabas un collar de perlas para San Valentín". De perlas nada menos!!! Pos va lista. Pero ella insiste: "Oye, que esto no es ninguna indirecta, que lo he soñado de verdad". Sí mujer, lo que tu digas... (¿lo estoy arreglando verdad?)
Pero, ¿la voy a dejar sin regalo, pobrecita mia?, de eso nada. Y es que tan pesá se ha puesto con lo del sueñecito que al final he acabado cediendo y comprándole un regalito, el libro "LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS"....jajaja. Si veis que no vuelvo a publicar, por favor, llamad a la Policia.....aunque creo que no va a hacer falta, porque ella sabe que es lo más bonito y lo que más quiero en este mundo y que no me hace falta un día como el de hoy para demostrarle cuánto la quiero. (¿Ha colao, cariño?)
Y para celebrar San Valentín, os traigo una receta más antigua que el propio Santo en cuestión, porque es el primer pan conocido a lo largo de la historia. Se elabora sin levadura y se hace mezclando simplemente harina de algún cereal con agua y sal (opcional). Otros tipos de panes sin levadura son los roti indios, las tortillas mejicanas, las piadinas italianas, las arepas venezolanas y las hostias.....sí, sí, las hostias que se emplean en las eucaristías son una especie de pan ácimo.
Estos en concreto son muy parecidos al pan de pita, pero su corteza es tan extremadamente fina que llega a ser translucida y supercrujiente (llegan a recordarme a las tortas "Ines Rosales" pero saladas) por lo que resultan deliciosos con cualquier relleno.
INGREDIENTES:
500 grs. de harina de fuerza.
10 grs. de sal.
250 ml. de agua.
20 ml. de leche (para pintar los panecillos).
PREPARACIÓN:
Mezclamos la harina y la sal y vamos incorporando poco a poco el agua, trabajando la mezcla unos minutos.
Hacemos una bola y la dejamos reposar durante una hora.
Pasado ese tiempo, la extendemos con el rodillo, dejandola muy fina, con un grosor de unos 3mm.
Con un cortapasta redondo vamos cortando las piezas y colocándolas en una bandeja de horno. Yo también, corté algunas con forma de corazón, como véis (una tontería como otra cualquiera).
Pincelamos cada panecillo con leche y lo introducimos al horno precalentado a 210º durante unos 6 minutos aproximadamente.