A veces, las cosas más sencillas resultan las más deliciosas.
Y yo, desde que vi este pastel en el blog de "Kanela y Limón", me enamoré de él. Así que decidí adaptarlo a Thermomix y a diabéticos en cuanto tuviera oportunidad.
Y aquí lo tenéis. Sed benevolentes, y no comparéis mis fotos con las de ella, que es una excelentísima fotógrafa. Pero lo fundamental es que el pastel está buenísimo, y es totalmente recomendable, en todos los sentidos.
Primero, porque tiene un sabor suave y delicado, que gusta a todos, y que no cansa ni empalaga.
Segundo, porque es sencillísimo de hacer.
Tercero, porque queda precioso y finísimo, no necesita más decoración.
Así que, si no lo habéis probado todavía, aprovechad la temporada de fresas, aunque también puede prepararse con fresas congeladas, dejándolas descongelar, y teniendo la precaución de escurrirlas en un colador, porque sueltan más agua y ello puede hacer que cuaje peor (de hecho, a mí me quedó un poco más blandita esa capa, por esa razón).
Os recomiendo que utilicéis un molde de silicona, porque el desmoldado es mucho más sencillo. Yo no tenía uno lo suficientemente profundo, y tuve que utilizar uno metálico (pero ya he localizado uno de silicona para la próxima vez, porque la pienso repetir pronto). Necesitamos un molde alto, tipo bundt o flanera profunda.
Y, bueno, vamos rápidamente con la receta, porque os aseguro que, si la probáis, os encantará.
INGREDIENTES:
Para la capa "de nata (crema de leche)":
100 gramos de queso Philadelphia (yo utilicé la variedad "light").
250 ml de nata (crema de leche) para montar (35% materia grasa)- Yo le puse 200 de nata (crema de leche) para montar y 50 de leche evaporada.
250 ml de leche (En la receta de Kanela y Limón se emplea leche entera, yo utilicé semidesnatada).
60 gramos de azúcar o 40 de edulcorante (aquí podéis utilizar el edulcorante que queráis, porque no vamos a superar los 100º en la cocción).
Un sobre de cuajada (si en vuestro país no hay cuajada, podéis sustituirlo por un sobre de gelatina sin sabor)
Un pellizco de sal
Para la capa "de fresa":
180 gramos de fresas (que estén maduras)
250 ml de nata (crema de leche) para montar (yo utilicé la misma proporción que en la otra capa)
250 ml de leche
60 gramos de azúcar o 40 de edulcorante
Dos sobres de cuajada
Un pellizco de sal
PREPARACIÓN:
Empezamos por la capa blanca.
En la Thermomix, batimos todos los ingredientes juntos durante 15 segundos a velocidad 3 (para que se deshaga el queso), y después programamos 8 minutos, velocidad 3, y temperatura 90º durante los 7 primeros minutos, y 100º el último minuto. En cuanto empiece a hervir, paramos la máquina, y volcamos la mezcla en el molde.
Sin Thermomix, pondremos todos los ingredientes en un cazo, removiendo constantemente hasta que el queso se disuelva y la mezcla empiece a hervir. En ese momento, lo volcamos en el molde.
Metemos el molde en la nevera, con cuidado de que no se mueva mucho, mientras vamos preparando la otra capa.
En Thermomix, lavaremos el vaso, trituraremos bien las fresas (1 minuto a velocidad 8-9), después agregaremos el resto de los ingredientes, y programaremos el mismo tiempo que para la capa blanca.
Quedará así:
En cuanto hierva, sacamos el molde de la nevera, y volcamos la mezcla CON CUIDADO sobre la capa blanca, haciendo caer la mezcla sobre una cuchara para que caiga con más suavidad.
Sin Thermomix, trituraremos las fresas, las pondremos en un cazo con los demás ingredientes, y procederemos de la misma forma que para hacer la capa blanca. Cuando empiece a hervir, retiramos del fuego, y volcamos con cuidado sobre la otra capa.
Dejamos enfriar un poquito, después refrigeramos en la nevera durante al menos 3 horas, desmoldamos, y servimos.
¡A disfrutar!. Ya veréis qué rica está, y qué bien os viene esta receta cuando necesitéis hacer un postre rico pero os falte el tiempo.